La cúpula de Catalunya Caixa, desesperada por la falta de liquidez, ordenó a sus ejecutivos entre 2009 y 2012 desplegar una política comercial despiadada con sus clientes.
Las instrucciones se daban en correos electrónicos internos a los que ha tenido acceso Interviú, y en reuniones como una, clave, de abril de 2012, en la que los directores de sucursales de Castilla y León recibieron órdenes para colocar preferentes, vender pisos y liar con préstamos al público a sabiendas de su irregularidad.
En abril de 2012, la tensión era extrema en Catalunya Caixa (Cx). La entidad llevaba tres años bordeando el abismo.
Se agotaba la paciencia de los clientes, que querían cobrar intereses de sus preferentes o que les devolvieran el dinero, y a diario había broncas en las sucursales de la caja de todo el país.
“A los clientes solo les faltaba aporrear la puerta”, relata un exejecutivo.
Pero no había liquidez. Por eso A.V., director de zona de Cx para Castilla y León, habló sin rodeos a sus subordinados, directores de sucursal: solo podían abrir el grifo del dinero ante “amenazas, muerte, suicidio colectivo, situación dramática, yo qué sé: que el tío nos quiere matar, que se suicida… Solo en ese caso le hacemos un préstamo a tipo cero”.
Los supuestos eran una exageración, pero la instrucción era muy real. Fue impartida el 11 de abril de 2012 en una reunión por videoconferencia –“una webex”, en el argot interno de la caja– de A.V. con directores de sucursal de Segovia, Ávila, Salamanca, León, Soria, Valladolid, Miranda de Ebro…
A lo hablado en la reunión ha tenido acceso interviú con confirmación de participantes que incluso recuerdan frases textuales.