La ministra Pastor está asustada por el efecto internacional que tendría perder la obra

¿Se agrieta la ‘Marca España’ debido al fiasco de Sacyr en Panamá?

El Gobierno panameño negocia ya con CH2MHill para sustituir a Sacyr

¿Se agrieta la 'Marca España' debido al fiasco de Sacyr en Panamá?
La Marca España. TE

Lo afirma tajante este 8 de febrero de 2014 Amador G. Ayora, director de elEconomista: «La ministra Pastor está asustada por el efecto internacional si Panamá quita el Canal a Sacyr».

Todos conocemos la pereza de Rajoy para remodelar sus equipos. Pero algo se cuece. Los ministros se esmeran en explicar sus políticas a la prensa en reuniones privadas y desde Moncloa se organizan off the record con los responsables del equipo económico. Tal ajetreo de periodistas por la moqueta oficial es inusual.

Unos lo atribuyen a la orden de movilizarse para sacar brillo a los éxitos económicos ante el estrecho margen de votos que separa al PP del PSOE en los comicios europeos.

Otros creen que obedece más bien a las maniobras para posicionarse ante una remodelación ministerial. El candidato favorito para encabezar el cartel europeo es el titular de Agricultura, Miguel Arias Cañete, después de que Jaime Mayor Oreja tirara la toalla. Cañete es un buen candidato. Es el ministro mejor valorado en las encuestas de opinión y su marcha permitiría colocar a uno de los políticos más sensatos al frente de una comisaría. El puesto de Joaquín Almunia en Competencia está a punto de caducar.

La mayoría apuesta por una pequeña remodelación para sustituir a Cañete y a la titular de Sanidad. Ana Mato ejerce su trabajo con una profesionalidad sorprendente.

En el sector de grandes farmacéuticas, que preside Elvira Sanz, se pondera mucho su labor, pese a que los recortes se han cebado sobre los fármacos de estas compañías, en lugar de meter la tijera a la gigantesca estructura hospitalaria. Los últimos datos sobre las donaciones de la red Gürtel a su familia, la dejan en una posición indefendible. Sobre todo, si Rajoy quiere predicar con el ejemplo tras el caso Bárcenas.

La principal incógnita está en el ministro de Economía. Luis de Guindos adoptó una estrategia acertada cuando lo nombraron. Decidió convertirse en la estrella rutilante de los foros internacionales, sobre todo europeos, y dejar que el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, se quedara con la política nacional. Algo parecido a la decisión de Esperanza Aguirre de retirarse a los cuarteles de invierno en espera de mejores tiempos, mientras que Ignacio González se quema a fuego lento en Madrid.

Guindos intentó presidir el Eurogrupo con permiso de Rajoy, pero el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, le vetó. España proyectaba una imagen perniciosa en esos momentos.

Ahora es diferente. La salida de su número dos, Fernando Jiménez Latorre, al Fondo Monetario Internacional (FMI) desató la caja de los truenos. Guindos pasa los días dando lecciones al resto de ministros, otra señal inequívoca de que se va.

La duda está en si Rajoy aprovechará para enmendar su error, y designar a un vicepresidente económico. El puesto es un atractivo caramelo tanto para Montoro como para el jefe de la Oficina Económica de Moncloa, Álvaro Nadal.

El primero vería así premiados sus desvelos por meter en cintura la economía y pondría un broche de oro a su ministerio. El segundo, colmaría su aspiración legítima a salir de la sombra y comenzar a forjarse una carrera política.

Pero aún hay más. El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, está obsesionado con ser ministro de Economía. Margallo aceptó Exteriores a regañadientes y, además, está quemado por el fracaso de iniciativas como la Marca España. Primero maniobró para irse a Europa, pero hace tiempo que abandonó esta idea.

El ministro de Exteriores pasa por ser el gran amigo de Rajoy, por lo que este podría optar por cambiar a Guindos por Margallo cuando surja la oportunidad. Ahora que la economía va mejor, no tendría sentido que Rajoy ceda el cetro del poder económico.

El papel relevante de la ministra de Fomento, Ana Pastor, en el caso del Canal de Panamá en lugar de Margallo o el espeso silencio con que se tapó la reivindicación de Gibraltar son dos muestras de este alejamiento del titular de Exteriores de la primera línea.

Pastor está asustada ante la posibilidad de que Panamá aparte a Sacyr de la obra del Canal por el efecto letal para la marca de España en el mundo. La ministra lucha a brazo partido porque no sea así, o para que, en caso de que sea inevitable, otra constructora española tome el relevo.

El nombre en boca de todos es el de FCC, que desarrolla el metro de la ciudad de Panamá. Las relaciones de su presidenta Esther Alcocer Koplowitz con el presidente Martinelli son excelentes. De hecho, acaba de aprobar un modificado de 400 millones para el consorcio del Metro.

Tanto el administrador del Canal, Jorge Quijano, como el presidente panameño llevaban meses advirtiendo a la ministra de que no estaban dispuestos a dar un euro más al consorcio.

Los panameños estaban descontentos, sobre todo, con los socios italianos. Sacyr acabó quitando a todos los responsables de esta nacionalidad y ha urdido una oferta muy razonable. Pero todos temen que llegue demasiado tarde y el golpe para la Marca España sea muy perjudicial, en un momento en que la exportación es clave.

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