Fráncfort (Alemania), 18 oct (EFE). - La Feria del Libro de
Fráncfort, la más grande del mundo en el sector y que se inaugura
hoy, quiere subrayar en su edición de este año su condición de
plataforma cultural y política que la convierte en un acontecimiento
que va más allá del estricto negocio editorial.
Nuevas secciones, como una dedicada a las librerías de viejo u
otra consagrada al fútbol que, según dijo hoy el presidente de la
Asociación de Libreros Alemanes, Dieter Schormann, en la conferencia
de prensa inaugural, servirá "para que nos preparemos como lectores
para el Mundial de 2006", muestran la búsqueda de nuevos atractivos
para los visitantes.
El nuevo presidente de la feria, Jürgen Boos, al hablar de las
nuevas secciones recordó que, aunque el aspecto comercial de la
muestra es importante, si este fuera el único, en años anteriores no
se hubieran podido crear focos de interés como el Centro del Comic,
que inicialmente cuestan dinero y no producen ganancias a nadie.
También el programa de países invitados, que este año será Corea,
o la subvención de la presencia de países que no podrían costearse
su presencia en Fráncfort fue mencionado por Boos como ejemplos de
que la Feria siempre ha sido más que un centro de negocios.
Además de lo estrictamente cultural, que se refleja en lecturas
de autores, en discusiones y en presentaciones de nuevos títulos,
Boos recordó que en Fráncfort el aspecto político del libro siempre
ha desempeñado un papel importante.
"El libro siempre es político, el fomento de la lectura también
tiene siempre un carácter político y apoyar la creación de redes de
librerías en países que no lo tienen también es algo político",
subrayó Boos durante la conferencia de prensa.
Ya la presencia del director del centro PEN de Alemania, el
escritor Johano Strasser, y su exposición en la que hizo un resumen
de la situación de escritores perseguidos en el mundo -700 casos en
el primer semestre de 2005 y entre ellos 15 autores asesinados-
apuntaban a una mayor politización de la Feria.
En años anteriores, las estadísticas que presentó Strasser
también se comunicaban pero no en la conferencia de prensa inaugural
sino en una presentación marginal de la organización Writer in
Prision.
Strasser tuvo ahora un foro más concurrido que aprovechó no sólo
para mencionar a países que suelen estar en la lista de los que
persiguen la libertad de expresión -entre ellos nombró a Cuba y
México- sino para decir que con la "guerra contra el terror" el
problema ha alcanzado a otras naciones antes libres de sospecha.
"Ante todo, la llamada guerra contra el terror ha llevado también
en las democracias occidentales, a peligrosas intromisiones en la
libertad de expresión y de publicación", dijo Strasser.
Como ejemplo concreto, Strasser mencionó el del periodista alemán
Bruno Schirra, de la revista "Cicero", quien, tras citar documentos
secretos de la Oficina Federal de lo Criminal sobre el terrorista
Abu Musab Al Zarqaui, tuvo que ver como era allanada su casa y la
redacción y como se incautaban sus materiales de trabajo.
Naturalmente, pese al énfasis en lo político, en la conferencia
de prensa de presentación no pudieron faltar las cifras de siempre.
Las editoriales que exponen este año serán 7.723, entre ellas 210
españolas, frente a las 6.691 del año anterior, los países
expositores bajaron de 110, en 2004, a 101, en esta edición, y el
área de exhibición abarcará 168.790 metros cuadrados.
Los libreros alemanes, representados por Dieter Schormann, y los
editores internacionales, representados por el australiano Andrew
Wilkins, dieron una visión optimista de las perspectivas del negocio
del libro aunque reconocieron algunas dificultades actuales.
En Alemania sigue preocupando la actitud reservada de los
consumidores aunque Schormann espera que este año pueda haber otra
vez un crecimiento del movimiento de negocios sobre todo gracias al
impulso que se espera que le de al mercado el nuevo Harry Potter.
"No es que el mundo editorial dependa de Harry Potter pero es un
impulso importante", señaló Schormann.
La cultura coreana estará representada por Corea del Sur aunque
la intención de la Feria había sido traer a las dos Coreas.
Corea del Sur, según explicó el jefe de prensa de la Feria,
Holger Ehling, es un mercado editorial muy importante debido a su
gran actividad traductora.
{pag}{ladillo}Ko Un inaugura la Feria del Libro de Fráncfort buscando alma de la literatura coreana{/ladillo}
El poeta coreano Ko Un
inauguró hoy la Feria del Libro de Fráncfort con un discurso
dedicado a buscar el alma de la literatura de su país, invitada
especial de este año.
Según Ko Un, el hecho de que monjes coreanos inventaran la
imprenta de tipos movibles décadas antes que Gütenberg hace que el
libro forme parte de la "herencia tradicional" del país.
Ese hecho tal vez sea algo que le ha dado a la literatura coreana
la capacidad de sobrevivir a través de los siglos "más de mil
invasiones extranjeras".
"La literatura coreana sobrevivió a más de mil invasiones
extranjeras por haber seguido transmitiendo de generación en
generación su propio lenguaje. Es algo notable si se piensa en las
numerosas naciones en la región que perdieron su lenguaje y su
sistema de escritura", señaló Ko Un.
Como ejemplo, Ko Un mencionó el surgimiento de la literatura
moderna coreana, bajo la dominación japonesa, en la que incluso
estaba prohibido hablar en coreano, como el poeta lo sufrió en carne
propia.
"Yo tuve que transformar mi nombre original coreano en un nombre
japonés; cuando empecé la escuela primaria el idioma coreano estaba
abolido y todas las clases se impartían en japonés", dijo.
Tras la dominación japonesa, que concluyó con el fin de la II
Guerra Mundial, vino el trauma de la división.
Con respecto a la división, Ko Un celebró el hecho de que en el
último verano 200 escritores de ambas Coreas hayan empezado a buscar
caminos para unificar la nación y la literatura.
Así mismo, académicos y escritores de las dos Coreas, entre los
que él mismo se cuenta, se han embarcado en el proyecto de elaborar
un nuevo diccionario de coreano.
Sin embargo, todos esos comienzos de cooperación cultural no
hicieron posible que Corea del Norte aceptara compartir el papel de
país invitado con Corea del Sur en esta edición de la Feria, lo que
Ko Un lamentó expresamente.
De cara al futuro, Ko Un pronosticó que la literatura coreana
cobrará una nueva vitalidad, en la medida en que tenga una relación
rica con las otras literaturas del mundo, sin perder sus raíces
originales.
Aunque Ko Un admitió que desde el siglo XX no se puede pensar en
una literatura nacional en la forma en que esta se describió en el
siglo XIX debido a los intercambios permanentes y que ahora se trata
de buscar la universalidad, agregó que no se puede olvidar que toda
universalidad tiene que partir de una particularidad concreta.
Así, por ejemplo, la universalidad que emana de la obra de
Goethe, el creador del concepto de literatura universal, emana para
Ko Un de Fráncfort que, por ser la ciudad natal del autor de
"Fausto", es un lugar que "merece ser reverenciado".
Durante la ceremonia inaugural también hablaron el primer
ministro de Hesse, Roland Koch, la alcaldesa de Fráncfort, Petra
Roth, y el primer ministro coreano, Hae Chan Lee.
Lee recordó, en su discurso, la influencia que tuvo la escuela de
Fráncfort, especialmente los libros de Herbert Marcuse y Jürgen
Habermas, sobre los estudiantes coreanos que lucharon contra la
dictadura militar entre 1961 y 1993.
El mismo estuvo preso durante esa época y en la cárcel aprendió
alemán leyendo "Die weisse Rose" ("La rosa blanca) de Inge Scholl,
un libro que relata las experiencias de un pequeño grupo de
estudiantes que tuvo el coraje de oponerse a la dictadura
nacionalsocialista.