Nuevo hallazgo en el permafrost de Siberia

Seres que nos enseñan cómo vivir 30.000 años

Seres que nos enseñan cómo vivir 30.000 años
Gusanos empleados en el estudio de la animación suspendida.

La animación suspendida permitiría al ser humano trascender de su propia época. «Apagarse» cuando lo considerara oportuno y regresar cientos de años después. Lo que algunos han llamado «el sueño de Walt Disney» es una realidad entre alguno de los seres que pueblan este planeta.

La investigación con gusanos diminutos apunta en este sentido. Sin ir más lejos, en nuestro país, el investigador de la Universidad de Sevilla, Ramón Risco, lleva años tratando la animación suspendida en gusanos con resultados prometedores. Pero, ahora, la naturaleza parece que nos indica que la frontera de lo posible está más allá de lo que habíamos imaginado.

Según publica El País, un grupo de investigadores rusos en colaboración con la Universidad de Princeton tras recoger 300 muestras de gusanos atrapados en el hielo, desde que hace entre 32 y 42 mil años, han constado que en al menos de dos ellas estos animales están vivos.

Las dataciones de carbono indicaban que una de las muestras, tomada en las inmediaciones del río Kolimá, tenía unos 32.000 años de antigüedad. La más antigua, recogida cerca del río Alazeya, tenía más de 41.000.

Los resultados del trabajo se dieron a conocer en la revista Doklady Biological Sciences, una pequeña publicación que traduce al inglés estudios rusos, pero se difundió por todo el mundo con rapidez.

Aunque algunos investigadores han señalado la posibilidad de que las muestras estén contaminadas y la datación no sea correcta, algo que aún no han descartado del todo los propios autores, los expertos consultados por la sección Materia de El País no consideran imposible el resultado.

José Pérez, investigador del CSIC en el Instituto de Biología Funcional y Genómica en Salamanca, afirma que

Este tipo de nematodos se pueden congelar y se mantienen con vida mientras estén congelados.

Desde hace años, se fantasea con la posibilidad de congelar un cuerpo recién muerto por una enfermedad incurable y conservarlo durante décadas o siglos hasta que la tecnología permita resucitarlo.

De hecho, este periódico recuerda el artículo publicado por Nuño Domínguez en el que Javier Cabo, director científico del I Congreso Internacional de Longevidad y Criopreservación, organizado por la Fundación Vidaplus, ponía el acento en que hay que tener cuidado con algunas afirmaciones y ser más cauto a la hora de adelantar acontecimientos.

No hay que dejarse llevar por las fantasías o las quimeras que nos cieguen de los avances reales que se están haciendo. El tema de los gusanos que pueden sobrevivir en animación suspendida es uno de ellos. A través de ello, podremos llegar a entender el modelo de este proceso que tal vez, algún día, se pueda usar en alguna escala con las personas.

 

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