Planeta y Medio Ambiente

Coche eléctrico: ¿Sabés cuándo se inventaron y quien fue el genio?

Coche eléctrico: ¿Sabés cuándo se inventaron y quien fue el genio?
En 1899 un coche eléctrico “La Jamais Contente” pilotado por Camille Jenatzy, alcanzó los 105 kM/h. JC

Son más ‘viejos‘ que el arroz con leche. Aunque parezca mentira, los coches eléctricos no son una invención moderna. De hecho, existían antes que los automóviles diésel y gasolina.

En 1839 Robert Anderson inventó el que sería el primer «coche» eléctrico de la historia. En realidad se trataba de un carruaje equipado con un motor eléctrico, que alcanzaba los 6 km/h propulsado por un motor eléctrico alimentado por una pila de energía no recargable.

Fue a partir de 1880, cuando se inventaron las primeras baterías recargables, momento a partir del cual se comenzaron realmente a fabricar en serie.

En 1899 un coche eléctrico «La Jamais Contente» pilotado por Camille Jenatzy, estableció el nuevo récord de velocidad de un coche en la tierra, llegando hasta los 105 kM/h, todo un hito en la historia de la automoción.

Como explica muy bien Agustín Payá en su blog, fue a partir de ese momento (año 1900) cuando los coches eléctricos se impusieron claramente a los otros medios de transporte, como a «los sucios» carruajes tirados por caballos. Tanto es así que en el año 1900 en EE UU, casi el 30% de los coches eran eléctricos.

En 1911, Thomas Edison introdujo nuevos modelos de baterías recargables de niquel-hierro, que permitian una autonomía razonable para la época y velocidades de hasta los 130 km/h.

Este seria el momento de máximo auge de los coches eléctricos, llegando a representar el 90% de las ventas, contra un 10% de ventas en coches de gasolina.

Estos últimos, en aquellos tiempos eran ruidosos (mucho más que los caballos), difíciles de conducir por sus rudimentarios sistemas de cambios de marchas, con bajas prestaciones y con un sistema de arranque mediante manivela que no gustaba nada a las clases altas de la sociedad, consumidores de estos vehículos.

Todo cambió en 1912 cuando Henry Ford introdujo el motor de arranque para los coches de gasolina y estos se fabricaron en serie, ampliando así sus prestaciones, comodidad y facilidad de manejo.

Todo coincidió con la bajada del precio del petróleo, la baja evolución de la por si precaria distribución de la energía eléctrica del momento y la valoración de la autonomía como un valor principal. Esta autonomia se transformó en un tema prioritario desde el punto de vista de la estrategia bélica de las Guerras Mundiales, principal motivo de la «primera muerte» del coche eléctrico a principios del siglo XX.

Podriamos decir, que la movilidad experimentó una mejora global, ya que «del sucio e insalubre» vehículo tirado por caballos, se evolucionó al coche de gasolina, aunque tambien ruidoso y humeante, resultó ser una mejora para la época respecto al carruaje. En ningún caso representó ser el deseado salto hacia una movilidad totalmente limpia.

Actualmente la situación se ha invertido, el petróleo es más caro que la energía eléctrica, y cada vez más escaso (sobre todo en el momento en que los países emergentes se equiparen en gasto de combustible a los países desarrollados) situación que a parte de la escasez de combustible nos planeara otro problema: el aumento de los índices de contaminación y los problemas de calidad del aire de nuestras ciudades.

Los tiempos cambian que es una barbaridad.

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