El parecido razonable existente entre el nuevo Skoda Karoq y el premiado Seat Ateca, dos SUV del grupo Volkswagen que sin duda comparten algo más que la plataforma es uno de los mejores ejemplos de lo que la globalización y las economías de escala suponen para un sector como el de la automoción, pero ahondando en los detalles podemos ver como el modelo checo se diferencia con una mayor versatilidad y confort frente a la deportividad del español.
La mirada del Karoq toma inspiración en el Kodiaq y separa los faros en dos grupos, lo que le da mucha personalidad. Frente al Ateca es más largo y se va a los 4,38m, aunque la anchura y la altura no varían (1,84 y 1,6m), y esta mayor longitud, junto con el sistema varioflex de los asientos que permite que se deslicen longitudinalmente, le permiten ofrecer un maletero de hasta 590 litros de capacidad frente a los 510 litros del Ateca. Con los asientos totalmente retrasados la capacidad baja hasta los 480 litros. Además, los asientos del Karoq se pueden sacar del coche para tener una mayor capacidad de carga.
En la instrumentación el sustituto del Skoda Yeti podrá montar el virtual cockpit, la instrumentación digital ya vista en otros modelos del grupo VAG con una pantalla de 12,3 pulgadas tras el volante. A nivel de ayudas a la conducción el traffic jam assist hará de los atascos algo más llevadero mientras que el Skoda Connect permitirá acceder a servicios online de información meteorológica o de tráfico y tendrá conectividad total con los smartphones.
En el apartado mecánico, el motor 1.0 TSI de 115 CV será el escalón de acceso, seguido del 1.5 TSI EVO de 150 CV de potencia. En cuanto a los propulsores diésel, los elegidos han sido el 1.6 TDI de 116 CV, seguido de los 2.0 TDI en versiones de 150 y 190 CV. Este último sólo está disponible con transmisión de DSG de doble embrague y siete velocidades.
