“En Venezuela hay una tiranía militar roja que copia los mismos fraudulentos cuentos de procesos electorales a lo cubano, que dan risa, si es posible reírnos”

¿Partiéndose “la cochina”?

¿Partiéndose “la cochina”?
Diosdado Cabello con Nicolás Maduro. EP

Lo primero que debo decirle a aquellos lectores que no son venezolanos, que desconocen el dicho muy nuestro de «Partirse la cochina», es que su significado no es otro que partirse y repartirse ganancias, botín, prebendas… una vez aclarado les narraré un panorama venezolano en el cual esa «Cochina» es el país y lo que de él queda, porque para ser honesta, el tropero devastador antes y después de llegar a Miraflores en febrero de 1999, contó con socios y cómplices que le hicieron posible la consecución de sus planes horribles y una impunidad absoluta en sus crímenes, que fueron de lo político a lo social, paseándose también por lo económico y sumiéndonos en este tremedal del que más de un «ique» opositor no quiere salir argumentando con descaro que «Para qué el apuro».

Y si voy a ser honesta, diré que hay que entender a esos vivarachos que lograron aplastar nuestro sentimiento libertario y atrincherarse en una fulana «Coordinadora» que se cambió el traje y se puso el de «Mesa de la Unidad» y ambas sólo han servido para apuntalar el castrochavismo que le lanza pellejos suculentos a los que le sirven con esmero y le maquillan de «Democracia imperfecta», cuando la verdad es que aquí, desde 1999, se fue deteriorando una de las más viejas democracias de América Latina y dio paso a un régimen cuartelario, con un golpista infinitamente corrompido, que borró el civilismo e impuso a su «Tropa» monitoreada siempre por la sanguinaria y longeva tiranía cubana, a la que Ramón José Medina y Armando Briquet emblemas de la MUD, promocionan.

Hoy, después de más de 16 años de tiranía militar comunista, es lo que padecemos los venezolanos y el mundo conoce aunque sus «Prohombres» no muevan una paja para ponerle fin.

Tiranía militar roja que copia los mismos fraudulentos cuentos de procesos electorales a lo cubano, que dan risa, si es posible reírnos, del horrible plan puesto en práctica hace lustros y que se caracteriza por abuso de poder, inequidad total, manipulación de mesas, de circuitos electorales y un voto electrónico que se presta para garantizarle a la tiranía su permanencia.

Muchos rechazamos por tanto esa resignación y también esa evidente complicidad. El pasado viernes, Henry Ramos Allup al fin se manifestó y se declaró en contra de cualquier «pacto» de respeto a un resultado electoral nacido de esos vicios y esas trácalas. Ojalá no cambié de opinión y con él esa comparsa opositora que ha sido tan cómoda primero a Chávez y ahora a su «delfín».

Y por eso cualquier porquería que venga de la peste roja ni me sorprende, lo que me tambalean son las canalladas de los opositores cooperantes. Opositores protagónicos que apuntalan el horror castrochavista. Patético el relativismo perverso que priva en ese grupo que actúa como «Liderazgo opositor». Sólo les dejo lo dicho por Freddy Guevara miembro fundador y Coordinador Nacional Encargado del partido Voluntad Popular y candidato a diputado a la Asamblea Nacional por el Circuito 2 del Estado Miranda, candidatura que le correspondía a María Corina Machado «suertudamente inhabitada» por un régimen a los que algunos agradecen esas «travesuras» y nada dicen, y menos hacen.

En entrevista que le realizó Carlos Flores, de la revista Newsweek en español (5 de octubre de 2015), una de sus preguntas fue:

«-¿Pero no crees que cuando pactas con malandros y criminales, siempre vas a salir perdiendo?, no puedes sentarte a pactar para mejorar al país, con un grupo de pillos a los que no les interesa mejorar el país…»

Y Guevara respondió:

«-No se trata de si a ellos les interesa el país. Sino pensar que ellos tal vez aún tengan algo de inteligencia política, que los haga entender que eso sería lo mejor. Hay un concepto, que se llama justicia transicional, que básicamente pone en conflicto dos valores que entran en juego: justicia y paz. Aquí puede ser que nosotros tengamos que acordar incluso algún tipo de impunidad para alguna gente»

Y replica el periodista:

«-¡Pero contra esa gente es que estás lidiando!, ¡con criminales, con gente mala que no merece salirse con la suya!» y Guevara agrega: «-Pero no todos son igual de responsables. No es igual un choro, un corrupto, que alguien que asesinó y torturó a otra persona. Hay límites.»

¿Qué puedo decir? ¿Qué podemos esperar…?

Es que siento que para lo que no parece haber límites es para «partirse la cochina» y quizá por eso, cierta casta opositora se me confunde con la Peste Roja… Así que: ¡Voto y calle! porque un corrupto es capaz de todo… y los límites los debemos poner los ciudadanos.

Eleonora Bruzual

NOTA.- Más columnas de Eleonora Bruzual

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído