La presidenta brasileña dirige un emotivo discurso a los senadores que decidirán si pierde o mantiene el poder

Dilma Rousseff, entre lágrimas: «Les pido por la democracia que voten no»

Para que se apruebe la destitución, será necesaria una mayoría calificada de dos tercios (54 votos) entre los 81 senadores

Una vez acaben las deliberaciones, tendrá lugar la votación final, que se realizará de forma nominal, lo que previsiblemente ocurrirá la madrugada del miércoles,

En un emotivo discurso de unos 30 minutos, la presidenta Dilma Rousseff ha llevado a cabo la que probablemente será su última intervención como representante del Ejecutivo brasileño.

Ensalzó sus causas pasadas, su compromiso con las cuestiones sociales y acusó a la élite brasileña de haber promocionado lo que califica de golpe de Estado.

Con la presencia de prácticamente todos los líderes políticos de Brasil, incluso Lula, invitados especiales y periodistas de todo el mundo, Rousseff comenzó su discurso recordando los viejos tiempos y el sufrimiento que vivió durante la dictadura militar.

Rousseff fue torturada varias veces durante este período y lloró cuando comenzó a describir este momento, diciendo que este sufrimiento estuvo a punto de dejarla sin fe en la humanidad.

Dice también que, después de eso, y de tener sido madre, abuela y de haber enfrentado una enfermedad mortal, nada tiene que temer, ni mismo la muerte.

La mandataria dijo que la América Latina ha sufrido, a lo largo de su historia, diversos golpes de estado. Afirmó que otros presidentes brasileños antes de ella, como Getulio Vargas, que se suicidó en los años 40; Juscelino Kubitcheck, que murió en un accidente de coche tras sufrir una gran persecución política; y João Goulart, que perdió su cargo y tuvo que huir a Uruguay después de que los militares se hicieran con el poder, fueron los precedentes históricos que citó para justificar su interpretación.

En su caso, Rousseff dijo que está sufriendo un golpe político de la élite brasileña, ultraconservadora, que no acepta haber sido derrotada en las ultimas elecciones. La presidenta advirtió de que esta situación va a sentar un precedente muy peligroso para la democracia brasileña: condenar a un presidente sin pruebas. Dijo que está siendo tratada de manera injusta, arbitraria, y cobarde, y que será juzgada por senadores que parecen no estar preocupados por la verdad de los hechos.

Lágrimas

La presidenta también comenzó a llorar cuando habló de la injusticia que él cree ser víctima.

«Lo que está en juego es la autoestima del pueblo brasileño», dijo la mandataria, conteniendo las lágrimas antes de tomar un descanso para recuperar el aliento con un sorbo de agua.

Según Rousseff, el gobierno interino de Michel Temer es golpista, sin legitimidad, misógino y sin preocupación por los problemas sociales del pueblo brasileño. Ella cree que, con su derrota, llega una ola ultra-conservadora a la política brasileña, lo que va a ser aún peor para las mujeres, los más viejos y las minorías.

Rousseff, una vez más, acusó al expresidente de la Cámara Eduardo Cunha (PMDB) como el principal responsable por este juicio político. La mandataria dijo que el diputado representaba las élites en la Cámara, actuando por venganza, dificultando la aprobación de medidas importantes en la Casa y actuando con el apoyo de los grandes medios de comunicación de Brasil en un cálculo político inmoral.

Dijo que, a diferencia de Eduardo Cunha, no enriqueció ilícitamente ni a ella misma ni a su familia con los recursos del Estado y que no tienen cuentas o activos en el exterior.

Rousseff terminó su discurso negando haber cometido los delitos de los que la acusan: la apertura de créditos adicionales sin el permiso del Congreso y operaciones de créditos ilegales con bancos públicos. Según ella, todo se hizo de acuerdo con la ley y persiguiendo el interés nacional. Para Rousseff, todo el proceso no es más que un pretexto fabricado para apartarla del poder.

Aunque cree la mandataria que todo está ya decidido, Rousseff terminó su discurso asegurando que confía en la justicia y en los senadores. La mandataria responderá, durante el dia de hoy, a las preguntas de todos los senadores en el plenario del Senado.

LA CABEZA EN EL ALERO

Este martes 30 de agosto 2016 se celebrará el debate final, en el que los 81 senadores podrán hablar por 10 minutos y en el que la acusación y defensa presentarán sus alegatos finales durante una hora y media cada uno, con derecho a sendas réplicas de una hora, por lo que si se respetan los tiempos, la sesión se puede extender por 18 horas.

Una vez acaben las deliberaciones, tendrá lugar la votación final, que se realizará de forma nominal, lo que previsiblemente ocurrirá la madrugada del miércoles, según cálculos del presidente del Senado, Renán Calheiros.

Para que se apruebe la destitución, será necesaria una mayoría calificada de dos tercios (54 votos) entre los 81 senadores, una cifra que se presume accesible para los favorables a la salida de la mandataria.

En dos votaciones previas realizadas en fases anteriores del proceso en la Cámara Alta, los que apoyan la destitución de Rousseff sumaron 55 y 59 votos.

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