Un coche embiste intencionalmente a los manifestantes

Tres muertos en una jornada de violencia entre grupos racistas en Virginia

Donald Trump: "Condeno la violencia de todas las partes"

Tres muertos en una jornada de violencia entre grupos racistas en Virginia
Un coche atropella a la multitud en el caos en Charlottesville US

El caos se apodera de la ciudad de Charlottesville con violentos choques entre supremacistas y antifascistas

El caos se apoderó este 12 de agosto de 2017 de Charlottesville, un tranquilo municipio de 45.000 habitantes en Virginia.

La mayor marcha de supremacistas blancos, que se oponen a que sea derribada la estatua del General Lee -héroe sudista en la Guerra de Secesión-  en los últimos años en Estados Unidos derivó en enfrentamientos con contramanifestantes que dejaron un muerto (una mujer de 32 años), al menos 34 heridos y un número indeterminado de arrestados.

El fallecimiento se produjo después de que un vehículo arrollase a un grupo de manifestantes de grupos críticos con los supremacistas blancos que caminaban por la calle. Lo hizo «de forma premeditada», según informó la policía.

La policía detuvo por la tarde al conductor del vehículo. Un joven de 20 años, natural de Ohio, identificado como James Alex Fields. Está acusado de varios delitos, entre ellos asesinato.

 También por la tarde, un helicóptero de la policía que supervisaba los incidentes se estrelló a 11 kilómetros de Charlottesville y en el siniestro fallecieron dos agentes.

El presidente estadounidense, Donald Trump, condenó los sucesos, pero sin señalar la responsabilidad principal de los supremacistas, repartiendo implícitamente las culpas entre ellos y los contramanifestantes:

«Condenamos en los términos más enérgicos esta indignante manifestación de intolerancia, odio y violencia en muchos lados», dijo desde sus vacaciones en Nueva Jersey.

El detonante de la violencia

La protesta y contraprotesta de este sábado fue la culminación de meses de tensión en Charlottesville por la decisión del Ayuntamiento, paralizada temporalmente por la justicia, de retirar un monumento de la Guerra Civil.

Es el último ejemplo del revisionismo histórico que ha reabierto heridas raciales en los últimos años en el sur de EE UU.

El Ayuntamiento había declarado ilegal el acto antes de su inicio. Bajo el lema Unir a la derecha, cientos de miembros de la ultraderecha racista americana se preparaban para reunirse en el Parque de la Emancipación para protestar por el plan de retirada de una estatua en homenaje a Robert E. Lee (1807-1870), general del Ejército Confederado durante la Guerra Civil.

Los ‘nostálgicos‘ del viejo sur reivindican como un símbolo histórico del poder blanco sureño que luchó contra los Estados del Norte sin éxito por mantener el sistema de esclavitud de los negros. Los defensores de la retirada de la estatua la consideran la preservación de un símbolo racista.

Los supremacistas blancos, incluidos elementos del Ku Klux Klan, mostraban banderas confederadas y coreaban consignas nazis. Al toparse en el parque con los contramanifestantes, entre ellos la agrupación antirracista Black Lives Matter (Las vidas negras importan), rompió la violencia, con los antidisturbios de por medio tratando de despejar la plaza en un ambiente de ira.

En ambos bandos, había individuos pertrechado con cascos y palos. Hubo intercambios de golpes e incluso se utilizaron gases pimienta y lacrimógenos en las agresiones.

El Gobierno estatal activó el estado de emergencia y desplegó un fuerte contingente de cuerpos antidisturbios y llamó a la Guardia Nacional, el Ejército de reserva del Estado.

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