UNA CONSULTORA ECUATORIANA SEÑALA A EEUU POR LOS ABUSOS CONTRA QUIENES SON DETENIDOS CON CARGAMENTO DE DROGAS

«Prisiones flotantes»: el castigo de Trump a cientos de latinoamericanos traficantes de drogas en altamar

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Cuatro hombres decidieron aventurarse en una embarcación y ser los responsables de transportar 300 kilos de cocaína colombiana a Centroamérica para que posteriormente llegarían a Estados Unidos.

Si lograban su cometido, se llevarían 10.000 dólares, pero en vez de eso fueron sorprendidos por una lancha de la Guardia Costera de Estados Unidos (USCG por su sigla en inglés) los interceptó en aguas internacionales.

Las autoridades norteamericanas, convirtieron aquel viaje impulsado por la búsqueda de dinero fácil por parte de José Carlos y sus tres amigos en un periplo de meses en una especie de «prisión flotante», el juicio que se llevó a cabo en Estados Unidos y posteriormente la condena a 10 años de cárcel.

«La vuelta»

En las costas de Ecuador y Colombia le han puesto un mote a ese acto de transportar drogas en aguas marítimas, le llaman «vuelta», en general, quienes deciden realizar estos viajes desde las costas sudamericanas, suelen avanzar por el Pacífico y finalmente entregar la carga a otra embarcaciones que han salido de Guatemala, Honduras o México.

Son muchas las personas que se han atrevido a lanzarse  en una «vuelta» y que han conseguido hacerse con pagos de 20.000 dólares, sin embargo, son muchas personas que han terminado en la cárcel de la USCG.

David, otro pescador ecuatoriano, fue uno de los que no tuvo tanta suerte. Hace tres años «simplemente desapareció», según cuenta a BBC Mundo su esposa Katherine.

«Yo no sabía nada. Un día salió como siempre, pero sus viajes para pescar duraban dos, tres o máximo 15 días», cuenta la madre de los dos hijos de David.

Pasaron casi un cuarto de año hasta que finalmente la mujer supo que su marido se encontraba preso y enfrentaría a un juicio en Estados Unidos, antes llegó a pensar que estaba muerto, no sabía que estaba preso e incomunicado mientras le llevaban a territorio norteamericano.

Posteriormente, David fue sentenciado a 11 años de cárcel que ahora se encuentra cumpliendo en un centro de reclusión federal en Nueva Jersey.

Lasa detenciones en altamar

Estados Unidos ha recibido muchas críticas por las detenciones que realiza la USCG en aguas internacionales. Esto ha provocado diferentes cuestionamientos tanto en Estados Unidos como fuera del país.

Por ejemplo, la reciente investigación «A la deriva: repercusiones sociales del narcotráfico en el Pacífico ecuatoriano», se detallan casos como los de David y José Carlos.

La consultora ecuatoriana Parametría, ha detallado algunos de los abusos que los detenidos han tenido que sufrir ante los vacíos legales relacionadas con las detenciones de las aguas internacionales.

«Llega de pronto una pequeña lancha de guardacostas americana (de EE.UU.), y enseguida también llega una mexicana. Entre las dos lanchas se ponen de acuerdo y ahí nos detienen. También recuerdo que nos encadenaron los pies y de ahí nos llevaron en el barco. No recibimos ningún tipo de castigo ni torturas, pero fuimos por varios países», sostiene uno de los testimonios publicados en la investigación que tiene varios autores.

En «A la deriva…» comentan cómo los detenidos pasan por puertos de Guatemala y Panamá e incluso por el centro de detención estadounidense de Guantánamo antes de que se les traslade a los tribunales de EE.UU.

«La duración del encarcelamiento flotante no se sujeta a ningún principio que asegure alguna certidumbre en el tiempo. Con ello, no solo las reglas del debido proceso de Estados Unidos o de Ecuador son vulneradas, sino también los principios internacionales que exigen la entrega o disposición inmediata de los detenidos ante un juez», sostiene el texto.

Mientras la investigación se enfoca en observar el proceso de detención, la Guardia Costera estadounidense señala que sus acciones en aguas internacionales del Pacífico son esfuerzos exitosos en la lucha contra el tráfico de drogas.

En su último reporte anual de actividades, el organismo, ha dejado saber que, las acciones realizadas en altamar les permitió incautar de 210 toneladas en 2018, mientras en 2013 la cifra solo llegaba a 88 toneladas.

«La estrategia de la Guardia Costera es mantener una fuerte presencia de incautación de drogas en altamar que impida el acceso de los traficantes a las rutas marítimas», sostiene la entidad.

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