Un histórico del terrorismo católico irlandés

Martin McGuinness: muere a los 66 años el ‘diabólico’ dirigente del IRA

Padecía amiloidosis, una grave enfermedad

Martin McGuinness: muere a los 66 años el 'diabólico' dirigente del IRA
Martin McGuinness. IRA

Figura fundamental en la guerra y la paz de Irlanda del Norte, anunció su dimisión como vice ministro principal en enero de 2017

Como subraya Luis Ventoso, este 21 de marzo de 2017, en ‘ABC’, la extraordinaria pirueta vital del diabólico Martin McGuinness, fallecido este martes a los 66 años en su Derry Natal, puede resumirse recordando que en 1973 fue detenido en un coche con armas y explosivos del IRA y 36 años después daba la mano en Belfast a la Reina Isabel II entre sonrisas de ambos.

Fue un dirigente duro del IRA que supo ver que el terrorismo tenía que dejar paso a la paz y resultó clave en los Acuerdos de Viernes Santo de 1998.

«Mi guerra se ha acabado. Mi trabajo como líder político es evitar esa guerra y me apasiona», solía decir, reconvertido ya en vice primer ministro de Irlanda del Norte, cargo que ocupó desde 2007 hasta el pasado enero.

McGuinness abandonó el Gobierno de coalición con el partido unionista DUP a comienzos de año, al no avenirse la primera ministra Arlene Foster a permitir una investigación sobre las supuestas irregularidades cometidas por ella en un programa de ayudas a las renovables. El escándalo es conocido como «cash for ash» (dinero por ceniza).

La dimisión provocó la convocatoria de elecciones anticipadas, en las que el Sinn Féin creció y se quedó a solo un escaño de DUP. McGuinness estaba ya muy enfermo. Sufría una dolencia rara, amiloidosis, que le afectaba al corazón y los riñones. Ha muerto poco después de un nuevo ingreso en el hospital y deja mujer, Berdardette, con la que se había casado en 1974, y cuatro hijos, dos mujeres y dos varones.

Theresa May lo ha despedido con un mensaje ambivalente. Recuerda su «significativa contribución al frágil y precioso Gobierno compartido» de Irlanda del Norte, pero también su pasado violento.

«Aunque yo nunca podré condonar el camino que tomó en la parte temprana de su vida, Martin MacGuinness finalmente jugó un papel definitivo en sacar al movimiento republicano de la violencia. Haciendo eso, dejó una contribución esencial e histórica en el extraordinario viaje de Irlanda del Norte del conflicto a la paz».

Gerry Adams, su compañero de filas, jefe y amigo, ha destacado que «mostró siempre una gran determinación, dignidad y humildad, también en la enfermedad».

En sus últimos años, McGuinness cultivaba la imagen de un abuelo amable, profundo creyente católico, aficionado al ajedrez, la pesca y a jugar con sus nietos. Un hombre frugal, que nunca bebió ni fumó (en parte porque formaba parte de una asociación católica pro temperancia, Pioneer, pero también porque de joven llegó a la conclusión de que esos hábitos podían debilitarlo en los interrogatorios de las fuerzas británicas). Pero su perfil no se agota ahí, se da por probado que fue uno de los cinco jefes del IRA en los días tempranos de un conflicto que entre 1969 y 1998 costó 3.592 vidas en Irlanda del Norte.

McGuinness, en su juventud un hombre de rostro redondo y afable y llamativo pelo rubio rizado, fue detenido dos veces a comienzos de los setenta, ambas con cortas condenas. En 1973 fue sorprendido con un coche que llevaba armas y explosivos del IRA y recibió una condena de seis meses de cárcel. Visitó mucho menos la prisión que su compañero Adams, que se pasó los setenta entrando y saliendo. Pronto mostró que tenía cabeza y miras para ser algo más que un terrorista. Con solo 22 años ya formó parte junto a Adams de la delegación que viajó en secreto a Londres para tantear un alto el fuego. Los agentes del MI5 lo describieron como «un hombre serio con visión estratégica».

Paso a la política

Formalmente dejó el IRA en 1974 para incorporarse en su rama política, el Sinn Féin. Pero ahí lleva una de las partes más espinosas de su biografía. Muchos investigadores del conflicto, conocido en el mundo anglosajón con el eufemismo de «The Troubles» (los problemas), sostienen que todavía formaba parte del mando militar del IRA cuando lanzó una mortífera oleada de atentados en los años ochenta, incluido el intento de asesinato de Margaret Thatcher en un hotel de Brighton.

También se le ha relacionado con la bomba de Enniskillen, que provocó once muertos. Siempre se desvinculó de esas acciones violentas de manera enfática y también de la acusación de que estaba presente en el interrogatorio de un colaborador del IRA al que el grupo terrorista mató de un tiro en la cabeza.

James Martin Pacelli McGuinnes había nacido en las afueras de Derry, en el Norte de Irlanda, el 23 de mayo de 1950, hijo de un empleado de una fundición, en una familia de una gran piedad católica y sin intereses políticos.

El nombre intermedio de Pacelli se lo pusieron por el papa de ese apellido, Pío XII. Sostenía que se integró al IRA por el Bloody Sunday y otros abusos violentos y discriminatorios a cargo de los protestantes y las tropas unionistas que vivió en su ciudad natal. De un modo un tanto forzado comparaba su lucha con la de los negros de Soweto.

El que algún día sería ministro de Educación de Irlanda del Norte apenas tenía estudios. Dejó la escuela a los 15 años tras fallar en los exámenes 11-Plus y comenzó a trabajar, primero como mozo de un taller mecánico y después en una carnicería. Pero pronto el IRA se convirtió en toda su vida.

El Acuerdo de Paz de 1998, en el que McGuinnes tuvo una importante contribución, establece que el Gobierno de Irlanda del Norte debe formarlo una coalición de unionistas y republicanos. Esa fórmula lo convirtió en vice primer ministro en 2007, cargo que ocupó hasta enero. Debutó formando una pareja insólita con el primer ministro Ian Paisley, un fiero unionista de verbo flamígero. Nadie daba una libra por aquel dúo de Gobierno: el ex terrorista del IRA y el reverendo volcánicamente antirrepublicano.

Pero sorprendieron entendiéndose bien y hasta acabaron siendo amigos. Se ganaron el apodo de los «Chukle Brothers», una popular pareja de cómicos de la BBC, debido a su constante intercambio de chanzas y risas. Posteriormente, McGuinnes sirvió con otros dos primeros ministros de DUP, Peter Robinson y Arlene Foster, con la que rompió en enero por la corrupción en las renovables y también forzado por su mala salud, que anticipaba el pronto final que ahora ha llegado.

En 1979, el IRA llevó a cabo uno de sus atentados más simbólicos y sonados. La colocación de la bomba que mató en su barca de pesca a Lord Mountbatten, tío de la Reina y preceptor del príncipe Carlos, y a varios acompañantes.

También asesinó a 18 soldados británicos en la inmediata emboscada de Warrenpoint. Siempre se ha debatido si Adams y McGuinness estuvieron tras la orden de aquel ataque. Adams de hecho llegó a ser arrestado e interrogado como sospechoso. Como siempre, McGuinness negó todo conocimiento.

Aquel atentado acrecienta el enorme simbolismo del encuentro en Belfast en 2012, cuando Isabel II y el antiguo terrorista se dieron la mano con sonrisas de ambas partes.

«Admiro su coraje por reunirse conmigo, porque sabe que he estado enfrentado a sus soldados, pero ambos estamos preparados para situarnos por encima de eso», declaró McGuinnes, con la retórica habitual en este tipo de reconversiones, que omite que hubo víctimas y hay deudos que siempre penarán la violencia terrorista, en la que unos matan y otros mueren.

La Reina y McGuinness volvieron a verse aquel año en un brindis en el castillo de Windsor. Su último encuentro fue en el castillo de Hillsborough en 2016. Fue sonada entonces la irónica salida de Isabel II cuando el vice primer ministro norirlandés le preguntó por su salud:

«Bueno, todavía estoy viva».

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