El facineroso de origen argelino ha resultado herido grave

La Policía francesa atrapa al terrorista que atropelló a seis militares en París

Los agentes abrieron fuego contra contra él tras un gesto de intentar sacar un arma

La Policía francesa atrapa al terrorista que atropelló a seis militares en París
Militares fanceses en un contro antiterrorista, en París. PD

Por cuarta vez en dos años, los militares de la operación Centinela son víctimas de un nuevo intento de asesinato

Tras una frenética caza del hombre entre la «banlieue» -los suburbios del norte de París- y las carreteras que conducen a Bélgica, las fuerzas de seguridad del Estado detuvieron en un área de servicio de la autopista A-16 «La Europea», poco después de la una de la tarde del miércoles, al terrorista de 38 años de procedencia argelina que había intentado asesinar a varios militares de la operación Centinela a las ocho de la mañana en las afueras de Levallois-Perret, al noroeste de la capital.

El facineroso había sido fichado por la policía por delitos menores.

Como subraya Juan Pedro Quiñonero en ‘ABC’ este 9 de agosto de 2017, por cuarta vez en dos años, los militares de la operación Centinela son víctimas de un nuevo intento de asesinato.

Poco después de las ocho de la mañana de este miércoles, un desconocido al volante de un vehículo de alquiler se precipitó contra una patrulla de seis soldados en las afueras de Levallois-Perret, una ciudad relativamente acomodada de unos 65.000 habitantes, que tiene un puesto estratégico en la geografía de la «banlieue» parisina, los suburbios del norte de la capital.

Según el ministerio de la defensa, los seis soldados víctimas de una agresión militar pertenecen al 35 regimiento de infantería de Belfort. Tres de ellos sufrieron heridas graves, los otros tres solo sufrieron heridas relativamente leves. El individuo autor de la agresión militar se dio a la fuga. La fiscalía anti terrorista abrió diligencias inmediatamente. La caza del hombre comenzó inmediatamente, en una «selva» suburbana de complejo «peinado».

Levallois-Perret es una ciudad relativamente acomodada, muy alejada del modelo suburbano más propicio a la criminalidad yihadista, como Sarcelles, Bobigny, Aubervilliers. Todas esas ciudades se benefician de unos transportes públicos muy eficaces, de una red muy fluida de metro y de trenes de cercanías, y de unas carreteras y autopistas que conducen a Bélgica y el canal de la Mancha.

Si el agresor que intentó asesinar a los soldados de la operación Centinela hubiese abandonado su automóvil de alquiler, y se hubiese «perdido» en el metro o los trenes de cercanías, su localización hubiese sido más larga, compleja e incierta. No sin cierta ingenuidad, el agresor intentó huir hacia Bélgica por la autopista A-16, «La Europea». Fue localizado con relativa rapidez a través del GPS de su coche de alquiler.

Mientras los servicios de seguridad del Estado «cruzaban» las informaciones de diversos ficheros policiales, franceses y europeos, los primeros elementos de juicio confirman la gravedad amenazante del frente terrorista de los suburbios franceses, parisinos en particular.

En Niza, el mes de febrero de 2015, varios soldados de la operación Centinela fueron víctimas de una agresión criminal del mismo tipo, cuando montaban guardia a las puertas de una sinagoga judía. Ante una sinagoga de Valence, en el Museo del Louvre y en el aeropuerto de Orly, hace meses, volvió a repetirse el mismo escenario: un «loco», un fanático asesino, se abalanzó contra soldados que patrullaban en puntos estratégicos intentando consumar una matanza.

En el caso de la agresión criminal del miércoles por la mañana, en Levallois-Perret, vuelve a ponerse de manifiesto la complejidad de la lucha contra el nuevo terrorismo.

En la región parisina, con menos de 10 millones de habitantes, existen entre 4.500 y 5.000 sospechosos de tentaciones yihadistas criminales. Las fuerzas de seguridad del Estado intentan vigilar lugares de culto, mezquitas o centros de reunión. Quizá se trate de una tarea esencial. Pero harto insuficiente. Todas las agresiones de los últimos años confirman que los asesinos yihadistas pueden ser lobos solitarios, fanatizados a través de internet, con relaciones más o menos directas con la delincuencia común, francesa y belga.

El caso del hombre de 38 años que intentó asesinar, con su coche, a seis soldados de la operación Centinela, el miércoles, en Levallois-Perret, confirma igualmente la «porosidad» de la red nacional y europea de carreteras.

No sin cierta ingenuidad, el agresor creía poder huir fácilmente tomando la autopista A-16, que une París con Bélgica, a través del norte de Francia. Fue detenido con relativa facilidad y rapidez a la altura de la diminuta localidad de Marquise (5.100 habiantes), entre Boulogne y Calais, a poco más de cien kilómetros de Le Touquet – Paris Plage, donde tienen su residencia familiar Emmanuel y Brigitte Macron. Hay que ser obtuso para intentar huir por la misma autopista que utiliza regularmente el presidente de la República y su familia, «peinada» a toda hora por los servicios de seguridad del Estado.

La fiscalía anti terrorista ha comenzado a instruir la agresión criminal. El modus operandi del intento de asesinato, el blanco elegido y la atropellada huida, quizá confirmen la gravedad aleatoria e inquietante del nuevo frente terrorista francés, el frente de la «banlieue», los suburbios.

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