Yoshio Yamakawa y Tsuzuki Nakauchi

clipping

Aparecen en la selva dos octogenarios soldados japoneses que no se habían enterado del fin de la II Guerra Mundial

PD / Agencias, Sábado, 28 de mayo 2005
Dos ancianos que afirman ser soldados del ejército imperial japonés y que permanecieron durante seis décadas combatiendo contra invisibles soldados norteamericanos, debido a que ignoraban que la Segunda Guerra Mundial había finalizado, acaban de ser hallados en la selva de la isla filipina de Mindanao.

La noticia se conoció ayer con la llegada de tres funcionarios de la embajada japonesa en Manila, que arribaron al puerto de General Santos en Mindanao para reunirse con los ancianos e intentar confirmar el increíble hallazgo.

Hasta ayer los dos soldados no se habían dejado ver. “Estamos haciendo lo posible para confirmar la identidad de los dos ex soldados”, dijo un funcionario.

Si la historia es cierta, ambos ex soldados octogenarios duplicarán el récord de resistencia de un soldado japonés, tras la rendición de Japón el 15 de agosto de 1945, establecido en 1974 por el ex oficial de los servicios de información del ejército imperial Hiroo Onoda, que apareció en la jungla de la isla de Lubang (Filipinas), fusil en mano.

{imagenleft}http://photos11.flickr.com/16038440_53e6cad72d_o.jpg{separador}El general McArthur, desembarcando en la playa de Leyte, cuando inició la reconquista de Filipinas.{/imagenleft}En los 60, “Hell in the Pacific”, una película con Lee Marvin y Toshiro Mifune, relató el sorpresivo encuentro de un piloto norteamericano con un japonés oculto en una isla despoblada del Pacífico, en una confrontación tensa y, centímetro a centímetro, ajena al fin del conflicto.

A 60 años del fin de la guerra, el Ministerio de Salud japonés cree que los dos soldados tienen nombre: Yoshio Yamakawa, de 87 años, nacido en Osaka, y Tsuzuki Nakauchi, de 85 años, oriundo de la prefectura de Kochi. {pag}

Ambos pertenecían a la 30a. división del ejército imperial nipón, que por orden del emperador Hirohito disputó metro por metro Filipinas ante el avance de las tropas norteamericanas del general Douglas McArthur.

En febrero de este año, un japonés que hizo de la búsqueda de sus compañeros desaparecidos en las Filipinas el objetivo de su vida había enviado una petición al Ministerio de Salud. “Pido al honorable ministro que haga lo posible para repatriar a los tres sobreviviente que se ocultan en las selvas de Mindanao”, decía el pedido.

Estaban, además, los nombres de ambos, más su compañero durante 60 años, también sobreviviente, Reichi Sakurai, de 93 años.

Las búsquedas iniciadas en febrero dieron resultado, al parecer positivo para los primeros, mientras que del tercero no se tienen rastros seguros.

“Todavía no podemos decir nada con certeza. Hasta que no encontremos a los dos y no los identifiquemos como verdaderos japoneses que hablan japonés, no se puede excluir nada”, dijeron con prudencia los funcionarios de la embajada, en un hotel de General Santos.

Búsqueda complicada

La zona está controlada, al parecer, por guerrilleros musulmanes opuestos al gobierno central de Filipinas, y esto explica los problemas para buscar a los soldados de una guerra terminada hace 60 años.

Según informes de los medios en Tokio, los dos hombres vivirían en las montañas, cerca de la ciudad de General Santos. “Recibimos varios tipos de información [similar] previamente. Pero esta vez aparentemente podemos confirmar [quiénes son]”, dijo el ministro de Exteriores japonés, Nobutaka Machimura, durante una conferencia de prensa en Tokio.

De acuerdo con la prensa, los dos irreductibles soldados fueron encontrados a fin del año pasado por una mujer filipina casada con un japonés.

“Al principio no querían saber nada de volver a Japón –contó la mujer, según algunos diarios–, tenían miedo de terminar frente a la corte marcial por alta traición.”

Los archivos dicen que la 30a. división del ejército imperial japonés, con 16.000 hombres, se formó en 1943 en Pyongyang, en la actual Corea del Norte, para reforzar la defensa contra un eventual ataque de la Armada Roja de Stalin.

Sin embargo, en 1944 fue desplazada a toda prisa a Mindanao para intentar contener a las tropas norteamericanas que habían desembarcado en suelo filipino.

Los tres sobrevivientes a quienes se refiere la petición presentada al Ministerio de Salud en febrero formaban parte de un pelotón de exploradores, de 450 soldados, de los cuales más de la mitad murió en combate.

“Estaba convencido de que Yamakawa había caído en un enfrentamiento. Tenía gran coraje y determinación”, contó ayer en un programa de televisión uno de sus compañeros. “Volver a abrazarlo sería una gran alegría”, agregó.

Según el Ministerio de Salud, todavía están oficialmente desaparecidos 437 japoneses, 24 militares y 413 civiles, utilizados en apoyo de unidades del ejército. Antes de los dos ancianos que son esperados en el hotel de General Santos, los últimos dos soldados japoneses hallados todavía en uniforme militar, ignorantes del fin de la guerra, fueron Shoichi Yokoi, encontrado en una caverna de la isla de Guam en 1972 , e Hiroo Onoda, que ahora tiene 83 años y desde 1975 vive en Brasil.