"Los europeos no quisieron combatir la corrupción en el mundo árabe porque sus negocios allí son corruptos"
La guerra civil siria ha cobrado un nuevo protagonismo en la escena internacional durante las últimas semanas después de que Obama abriera la puerta a una intervención militar limitada como represalia al uso de armas químicas por el régimen de Al Assad. El analista de política internacional y profesor de Historia Contemporánea de la UNED Florentino Portero ha visitado Periodista Digital para analizar el conflicto y las posibilidades reales y las consecuencias de un posible ataque norteamericano.
EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA
«Hasta la fecha, por lo que nos han contado, Estados Unidos únicamente ha considerado el uso de la fuerza, que no del Ejército de Tierra, no de colocar soldados sobre el terreno, para castigar a Siria por haber utilizado armamento químico y con objetivo de disuasión. Puesto que hay una guerra civil en Siria, en estos momentos una actuación militar de estas características no tiene ningún sentido».
La única razón, que es fácil de comprender, por la que el Gobierno americano ha considerado una operación de castigo es salvar la autoridad del presidente de Estados Unidos y de Estados Unidos como potencia. No tiene nada que ver con el conflicto ni con las armas químicas. El presidente Obama estableció una línea roja; el Gobierno de Al Assad se la ha saltado, tanteando poco a poco, inteligentemente pero se la ha saltado, y el Gobierno de Estados Unidos en estos momentos o salva su propia imagen de gran potencia o reconoce que cualquiera le puede faltar al respeto.
POSIBLE ENTREGA DE ARMAS QUÍMICAS POR AL ASSAD
«Ahora lo que ocurre es que hay que poner orden en las ideas de qué es eso de entregar las armas químicas. Yo puedo decir ‘yo soy Al Assad, yo entrego las armas químicas’, pero le entrego a usted la mitad; o le entrego un tercio o lo que sea. Puedo quedarme con partes».
«Cuando hablamos de armas químicas lo importante no es ‘cuántas toneladas tengo guardadas’, sino qué capacidad de elaboración tengo. Yo puedo entregar el cien por cien y al mismo tiempo empezar a fabricar de nuevo».
La escenificación de una entrega [de armas químicas] siria tiene un valor muy limitado en términos militares. Nadie se lo va a creer. Por lo tanto, Obama asume un nuevo riesgo, aparecer como un Jimmy Carter, un presidente blandito que se deja engañar.
POSTURA DE ESPAÑA ANTE EL CONFLICTO
«España es tradicionalmente un país próximo al mundo sunní, y muy especialmente a las monarquías conservadoras: Marruecos, Jordania, Arabia Saudí, el mundo de los emiratos. Como todo ese mundo apoya al sector rebelde frente al Gobierno, España es discretamente favorable al sector rebelde. Pero como dentro de los rebeldes está Al Qaeda y están los Hermanos Musulmanes, que en el caso sirio están especialmente radicalizados, España trata de ayudar a aquellos grupos dentro de los rebeldes que son sencillamente sensatos. Solemos decir musulmanes moderados, cuando realmente lo que deberíamos decir es musulmanes no ridiculizados, gente normal».
Cuando Obama, superada la línea roja, empieza a hablar de uso de la fuerza, España queda en una situación un poco incómoda. No queremos tomar demasiado partido porque nos damos cuenta de que esa guerra civil puede degenerar en guerra regional. O porque si no degenera en guerra regional, una acción a favor de parte puede beneficiar a extremistas como Al Qaeda o los Hermanos Musulmanes.
«El Gobierno trata de mantener el sentido común, de que la situación no se le vaya de la mano».
EUROPA Y EEUU ANTE LA PRIMAVERA ÁRABE
«Para que eso hubiera ocurrido [evitar el auge del integrísimo islámico entre los rebeldes sirios] Europa y Estados Unido tendrían que haber sido capaces de mantener una posición común, una estrategia, desde el principio de la Primavera Árabe. Eso no ha ocurrido».
«Los europeos rechazaron la idea [de fomentar el desarrollo económico y la democracia en el mundo árabe] diciendo: ‘Esto es neocolonialismo y, sobre todo, nuestra forma de trabajar con los árabes es la corrupción, y no podemos combatir la corrupción al mismo tiempo que participamos de ella’. La mayor parte de los negocios que se hacen en el mundo árabe, desde el Golfo Pérsico hasta Marruecos son corruptos, son profundamente corruptos. Y lo que planteaba Estados Unidos era ‘vamos a liderar el cambio, vamos a acabar con la corrupción'».
La Primavera Árabe ha demostrado que ni Europa ni Estados Unidos han estado a la altura de las circunstancias. No lo vimos venir, no supimos reaccionar a tiempo. Y la guerra civil siria no es más que un capítulo. Si en Egipto o en Túnez las manifestaciones llevaron a cambios, desastrosos pero cambios, en Siria sencillamente el Gobierno dijo ‘a mí no me cambias’. Y eso ha devenido en una guerra.
BANDOS EN CONFLICTO Y POSIBLE EXTENSIÓN DE LA GUERRA
Es imposible decidir de forma racional cuál es el menos malo [en la guerra civil siria]. Es un desastre de guerra, que va a afectar a la región, que va a tener consecuencias muy negativas y donde, pase lo que pase, es un desastre.
«La guerra civil siria es también una guerra regional en la medida en que los persas chiíes y los saudíes sunníes están luchando por la hegemonía regional. Si la guerra se extiende, en primer lugar se extendería a Irán y a la Península Arábiga».
