Una de las cuatro tortugas con las que investigó Darwin celebra los 175 años de edad

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La criatura más vieja del mundo

PD / Agencias, Miércoles, 12 de octubre 2005

Aunque ella posiblemente no lo recuerde, Harriet es el único ser en la Tierra que hoy podría preciarse de haber conocido a Charles Darwin. El encuentro con el autor de El origen de las especies debió de producirse en 1835 en las islas Galápagos. Harriet tenía entonces 5 años y ahora está a punto de cumplir los 175. Esta tortuga gigante, cuyo historial han seguido de cerca sucesivas generaciones de científicos australianos, estadounidenses y británicos, es la criatura más longeva del planeta.

Cuenta Begoña Arce en El Periódico que The Times celebró ayer por anticipado el aniversario de una hembra en plena forma, que pese a su avanzada edad aún ovula, aunque no se ha apareado con un macho desde hace un siglo. Harriet, que hasta 1960 se llamaba Tom porque sus cuidadores habían determinado erróneamente su sexo, sería, según ciertas teorías, una de las cuatro tortugas gigantes que Darwin capturó durante su conocida expedición a las islas Galápagos.

Restos en un museo
El científico embarcó los quelonios en el buque Beagle, que llegó en octubre de 1836 al puerto inglés de Falmouth. Ni que decir tiene que el clima lluvioso y frío de las islas británicas le sentó fatal a las recién desembarcadas. Dos de ellas murieron la primavera siguiente y las otras dos fueron trasladadas a Australia, donde el clima es más benigno. De aquel viaje se habría encargado John Wickham, compañero de expedición de Darwin, aunque a otros expertos las fechas no les cuadran. Paul Chambers ha demostrado que Wickham ya estaba en Australia cuando supuestamente viajó con los animales desde Inglaterra.

Desde 1841 los australianos han cuidado de los animales. Una de las tortugas gigantes murió en 1929 y sus restos pueden ser contemplados en el Museo de Queensland, en Brisbane. La otra sería Harriet. Investigadores estadounidenses que han hecho al vetusto animal pruebas de ADN han establecido que procede, con total seguridad, de Santa Cruz, una de las tres islas en Galápagos, donde fueron capturados los especímenes que se llevó Darwin. Otras teorías sugieren que en realidad la superviviente fue capturada por la tripulación de un barco ballenero, que la llevó a Australia.

Lo que está demostrado sin duda tras las pruebas genéticas realizadas es que este inmenso animal, con una concha del tamaño de una paellera, tiene más de 170 años. Sus cuidadores la miman como merece, preparando cada día un menú de berenjenas, judías y perejil, su comida favorita.