'Factor Universitario' 2015

Rubalcaba: la universidad es «buena para formar funcionarios y no tanto para empresarios»

Ve la universidad "mejorable, pero no mediocre" e insta a aumentar la dotación del sistema más allá del 4% del PIB

Rubalcaba: la universidad es "buena para formar funcionarios y no tanto para empresarios"
Alfredo Pérez Rubalcaba EP

El exsecretario general del PSOE, exsecretario de Estado de Educación y exministro de Educación y Ciencia por el PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido el encargado de inaugurar la segunda edición de ‘Factor Universitario’, evento organizado por la Universidad de Sevilla (US) como foro de debate sobre la actualidad global de la universidad pública, que ve como «buena para formar funcionarios, pero no tanto para formar empresarios» y que, a día de hoy, cree que se está «no flexibilizando, sino desregulando».

Rubalcaba, que actualmente sigue vinculado al mundo universitario tras reincorporarse a su puesto como profesor titular de Química Orgánica de la Universidad Complutense de Madrid al dejar la primera línea política, decisión que ha calificado de «irreversible», ha versado su intervención en base a un decálogo de tópicos o «ideas recibidas» –según la definición de Flaubert– sobre el mundo universitario persistentes en la opinión pública y que ha querido desmontar.

Desde la percepción de que los alumnos becados tienen malas notas o que los estudiantes españoles actuales son peores que los de antes o, incluso, que los que les rodean, hasta la presunta insostenibilidad económica del sistema universitario español, pasando por la idea de que la Selectividad «no sirve para nada, porque la aprueba todo el mundo», el exministro socialista ha terciado en todos los asuntos de actualidad, ideas «malévolas» surgidas a raíz de la reforma acometida por el departamento que encabeza José Ignacio Wert, con una ley que ve «profundamente ideológica».

En este sentido, ha negado la intención de llevar a cabo una defensa del ‘statu quo’ aunque sí ha querido «poner las cosas en su sitio». Y es que, según ha precisado Rubalcaba, en lo tocante, por ejemplo, a la supuesta relajación de los beneficiarios de becas al tenerlas garantizadas, ello no solo no es así, sino que, de hecho, los becados tienen un rendimiento más alto que los que no lo son.

«ACOMPAÑAR, Y NO SEGREGAR, A LOS JÓVENES»

La idea de que los estudiantes son peores que los de antes circula en la opinión pública ya desde los tiempos de Platón, por lo que el exmandatario estatal ve «matemáticamente imposible» la realidad del concepto, a pesar de que sí considera que hay aspectos que deben mejorar en la educación española, como la comprensión lectora o la cultura del emprendimiento.

Lejos de «segregar», la sociedad, «que en la medida en que es más consciente de la necesidad de educar a los jóvenes también ve que cada vez es más difícil hacerlo», debe acompañar a los estudiantes, ha venido a decir Rubalcaba, que también ha dirigido sus críticas hacia los criterios de quien se limita a evaluar la calidad de la enseñanza española únicamente por el informe PISA, cuyos resultados se discuten «como si fuera la clasificación de la Liga de Fútbol o el Festival de Eurovisión».

«Hemos salido de muy atrás, y en educación no hay atajos», ha reconocido el exministro, recordando datos como que en 2001 solo un 54 por ciento de españoles contaba con titulación universitaria –la media europea era del 80 por ciento– o que en 1920 existiera un 20 por ciento de analfabetismo, tasa prácticamente inexistente en Finlandia ya a finales del siglo XVIII.

USO «DESPROPORCIONADO» DEL INFORME PISA

Con todo, Rubalcaba lamenta el uso «desproporcionado» de los resultados del informe y que se resalten únicamente algunos datos, dejando atrás realidades como que el sistema educativo español es siempre de los más equitativos. También echa en falta una clasificación por comunidades autónomas, lo que permitiría estudiar las principales diferencias entre territorios, que atribuye, entre otros posibles efectos, al modelo económico vinculado al turismo.

También ha negado que en España se hayan dado hasta siete reformas educativas y que cada ministro haya hecho la suya. A su juicio, antes de la ‘ley Wert’ solo se dieron «dos reformas y media», en los años 70 y la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (Logse) de la década de los 90, mientras que la Ley Orgánica de Educación (LOE) promovida por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero en 2006 se reformaron algunos aspectos. Igualmente en la universidad, donde se contabilizan la Ley de Reforma Universitaria (LRU) de los años 80, la ley de Pilar del Castillo (2002) y el Plan Bolonia.

«Hay que llegar a un consenso en cuanto al diagnóstico», ha manifestado el también exsecretario general del PSOE, que ha señalado al respecto que los grupos políticos se han puesto, de manera histórica y en general, de acuerdo en los grandes planes educativos, «menos el PP».

LA ENDOGAMIA, «COMO EL COLESTEROL: BUENA Y MALA»

Rechaza que se haya dado un sistema educativo por comunidad, aunque este riesgo sí es real en la actualidad, «de primero de Primaria a tercero de Secundaria Obligatoria», ya que la reforma educativa «fractura» el sistema, cuya universidad precisa de «cooperación y movilidad». Tampoco es cierto que la universidad sea la única salida, aunque aquí Rubalcaba sí admite un cierto déficit en lo tocante a la Formación Profesional.

Bajo la necesidad de «fomentar la movilidad» y en defensa de la labor selectiva que establece el profesorado preuniversitario rechaza el socialista la idea de que el proceso de Selectividad es inútil. También ha aseverado que la universidad española «mejorable es, pero mediocre no», en referencia a los resultados de rankings como el de Shangai. «Una universidad cuesta, formar a un premio Nobel cuesta, un equipo de fútbol se compra», ha ironizado.

La endogamia –«como el colesterol: existe buena y mala»–, el apoyo a la creación de universidades privadas siempre que éstas no sean «chiringuitos que dan títulos oficiales» o la constatación de que la universidad será económicamente insostenible si perdura la idea de no dedicarle más del 4 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), cuando la sociedad del conocimiento demanda mayor formación a jóvenes que en varias décadas «lo van a pasar mal» si no cuentan con titulación, han sido otros de los «lugares comunes» discutidos por el exministro, que ha aludido a la conveniencia de ejercer una «planificación coordinada» y a la necesidad de convivencia de modelos universitarios con más y menos carga de investigación.

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