El actor malagueño: "No quiero su dinero envenenado"

Antonio Banderas pega una patada en la boca a los ‘gilipollas’ de Podemos

El plan de Banderas, que ha dado a Málaga mucho más de lo que ha recibido a cambio, hubiera supuesto millones de euros para su ciudad natal

Antonio Banderas pega una patada en la boca a los 'gilipollas' de Podemos
Antonio Banderas, actor. AB

No quiero ni un duro público, porque vienen envenenados. No me voy a gastar el dinero para que me den patadas en el culo

La gota que colmó el vaso de la paciencia del gran actor malagueño fue hace unos meses el boicot de los morados e IU a un proyecto que hubiese supuesto millones de euros para su ciudad natal.

Ahora y como antonio Banderas está hasta los mismísimos de gilipollas, toma su particular venganza hablando alto y claro.

Harto de las maniobras e incluso de los «insultos personales» de los concejales de Izquierda Unida y la marca local Podemos en Málaga, el actor Antonio Banderas abandonaba uno de los proyectos que más ilusión había generado en él y en la capital de la Costa del Sol: el proyecto Astoria-Victoria.

Entonces, a través de una carta, Banderas comunicaba su decisión al arquitecto del proyecto, José Seguí, y a la empresa Starlite, abanderada de una iniciativa sin precedentes en todo el mundo.

Pero Banderas renunciaba muy dolido tras el boicot permanente y las «descalificaciones incluso personales» de los concejales Ysabel Torralbo y Eduardo Zorrilla, de Málaga Ahora e Izquierda Unida-Málaga para la Gente. Y también por la tibieza del Ciudadanos.

Y ese cabreo lo ha vuelto a hacer patente durante la gala benéfica Starlite en Marbella, que ha presidido por octavo año consecutivo, con la que recauda fondos para su fundación Lágrimas y Favores, pese al acoso de la extrema izquierda de la zona.

En esta velada, el actor no ha tenido pelos en la lengua para mostrar el rechazo a los políticos de su ciudad natal.

En unas declaraciones al periódico ABC, Antonio Banderas ha arremetido contra la izquierda radical y la turismofobia actual y ha lanzado un mensaje directo:

«Esta es una tierra que vive del turismo y pretende vivir del turismo de calidad y de los servicios. Tenemos que identificar cuál es nuestro valor y hay que fortalecerlo y mimarlo».

Pero muy harto, ha retomado la polémica sobre su veto al Astoria-Victoria renegado de Podemos e Izquierda Unida:

«Lo voy a hacer de forma privada, de una manera más pequeña y centrado solo en el teatro. No quiero ni un duro público, porque vienen envenenados. No me voy a gastar el dinero para que me den patadas en el culo. Solo quiero que me dejen demostrar que lo que tengo entre manos vale la pena. No quiero trabajar con el fuego cruzado, ni que me acusen de meter la mano en el bolsillo del contribuyente».

Antonio Banderas ha hecho también una reflexión personal:

«cada vez me gusta menos hablar de política. Y no me gusta alimentar la endogamia del político, que nos está haciendo pensar que sin ellos no podemos vivir. Y sí se puede vivir. Hay un libro de Saramago, Ensayo sobre la lucidez, que habla sobre unas elecciones en la que el 95% de la población vota en blanco y los políticos deciden irse de la ciudad para castigar al electorado y que digan: ‘Ya veréis cómo no podéis vivir sin nosotros’. Y viven muy bien sin ellos».

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