Al fin llega a un número limitado de nuestras pantallas de cine una película francesa que adapta una de las novelas de referencia de su literatura nacional.»Un saco de canicas», publicada en 1973, es un desgarrador relato autobiográfico de su autor, Joseph Joffo, que narra sus vivencias infantiles en la Francia ocupada durante la II Guerra Mundial. Joffo, de origen judío, tuvo que separarse de su familia y huir hasta la zona no ocupada por los nazis para de esta manera escapar de los campos de concentración, sinónimos de muerte segura.
El viaje físico que hace el inocente Jojo (apodo familiar del mismo Joseph Joffo) junto a uno de sus hermanos desde un Paris sometido al «progrom» antisemita se entremezcla en el filme con el viaje vital de este niño condenado a madurar por la fuerza. Por el camino deberá aprender a desenvolverse por sí mismo y a sobrevivir a ese mal encarnado en los uniformes germanos que asolaban Europa. También, como parte fundamental y complementaria del crecimiento personal, conocerá la amistad, el amor, el valor y, finalmente, el orgullo de raza.
Existe una adaptación previa de la novela, con el mismo título y fechada en 1975, que es una (otra) de esas joyas de la filmografía del país vecino que permanecen, desgraciadamente, en el semiolvido popular y que solo rememoran los cinéfilos de pro. Esa versión, dirigida por Jacques Doillon, transmite veracidad y emociona profundamente desde la honradez formal. Esta última adaptación recién estrenada, por desgracia, peca de sensiblería y su plana realización delata el origen televisivo de su director, Christian Duguay.
