A Katie Price y Aleix Reid no se les ocurrió nada mejor que vender su boda en la iglesia de St. Paul´s de Woldingham, en Surrey, y toda acabó en batalla campal ante las carpas y paneles colocados para evitar miradas indiscretas. Familiares que no obtuvieron permiso para entrar en la iglesia, la mejor amiga de la novia, Julie Coates, que ha roto para siempre su amistad con la cantante y modelo, empujones de los curiosos, gritos… Hasta que llegó la policía.
Según publica El Semanal Digital, parece que Katie todavía no ha aprendido eso de que la avaricia rompe el saco. En su afán por sacar dinero con las exclusivas al final se armó entre cámaras de televisión, paparazzi e invitados, que eran invitados a entregar sus móviles para no reventar el acuerdo. Hubo fotógrafos rodando por el suelo, policías intentando poner orden y unos novios que no lograron serenarse y disfrutar hasta la segunda parte de la fiesta.
Katie y Aleix se casaron en febrero en una boda exprés en Las Vegas. En aquella ocasión, Katie, que reconoce no ser muy buena cantante pero luce un cuerpo estupendo gracias a las operaciones, no vendió ninguna exclusiva. Ahora, la celebración que se pretendía que fuera más emotiva y en compañía de sus seres queridos resultó un desastre. Al parecer, la tensión fue tal que la propia novia perdió los nervios dentro de la iglesia por miedo a quedarse sin sus 720.000 euros.
Un canal británico de televisión emitirá una serie de tres capítulos sobre los preparativos de la boda, el acontecimiento en sí y la luna de miel. ¿Saldrán las peleas entre los miembros de seguridad que se tomaron tan en serio su trabajo y los paparazzi?
