No tiene necesidad de descender de donde está sino de ser ejemplar o, al menos, parecerlo
La conversación -con ruptura de protocolo incluida- entre el príncipe Felipe y una republicana, que tuvo lugar el 31 de mayo de 2011 tras la entrega de los premios Viana en Pamplona, no ha gustado nada a Jaime Peñafiel, tertuliano de ‘Sálvame’ (Telecinco) y columnista de ‘El Mundo.
Así lo ha hecho notar el comentarista de la realeza en el suplemento dominical del diario de Unidad Editorial, ‘Crónica’, publicado el 12 de junio de 2011, en el que Peñafiel recrimina a su Alteza «su ingenuidad» y su falta de «tablas»:
Está acostumbrado a que las marujas le aplaudan, le vitoreen y le llamen guapo allá por donde va
Felipe tuvo la paciencia, la cortesía y la ingenuidad de explicarle [a la ciudadana republicana] lo que no debía. La calle no es el lugar, Alteza. No olvide que para ganarse el afecto y el respeto de los ciudadanos no tiene necesidad de descender de donde está sino de ser ejemplar o, al menos, parecerlo.
Pienso que al príncipe le faltan tablas para enfrentarse a una situación tan ridículamente surrealista como ésta. De haberlas tenido, se habría comportado como su padre en una situación parecida.