Los prostíbulos holandeses piden sin rubor beneficios fiscales

Las prostitutas de burdel quieren meter más en la hucha para jubilarse como los futbolistas

Se solicita a la Hacienda que las empleadas puedan depositar un fondo de jubilación de hasta 5.000 euros al mes

Las prostitutas de burdel quieren meter más en la hucha para jubilarse como los futbolistas
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"A veces, una prostituta tarda diez años en dejar su trabajo porque está atrapada sin dinero, por lo que un plan de ahorro podría serles de utilidad"

La sociedad de gestión de prostíbulos holandesa Freya solicitó hoy a las autoridades tributarias del país la extensión de los beneficios fiscales que disfrutan los futbolistas profesionales en aquel país a las trabajadoras del sexo, informó el periódico holandés ‘De Volkskrant‘.

«Tanto futbolistas como prostitutas tienen un trabajo muy duro físicamente que no pueden hacer durante toda su vida»,

declaró Wil Post, abogada y miembro de la junta directiva de Freya, al citado rotativo.

La empresa, que espera obtener del ayuntamiento de Utrecht la licencia para la explotación de varios establecimientos en su nuevo «barrio rojo», solicitó a la Hacienda holandesa que sus empleadas puedan depositar en un fondo de jubilación hasta 5.000 euros al mes libres de impuestos, entre otras ventajas fiscales.

NO HAY CONTESTACIÓN

La propuesta ya ha sido transmitida a las autoridades, pero no ha obtenido contestación por el momento, según el diario.

En la actualidad, el Estado holandés ofrece una pensión de jubilación mínima a las prostitutas.

«A veces, una prostituta tarda diez años en dejar su trabajo porque está atrapada sin dinero, por lo que un plan de ahorro podría serles de utilidad»,

añadió la abogada.

La prostitución es legal en Holanda desde el año 2000, al igual que el proxenetismo, excepto en casos de coerción.

La situación de las trabajadoras del sexo está muy reglamentada, ya que disfrutan de contratos, salarios, coberturas sociales y pensiones por desempleo.

En abril pasado, el ayuntamiento de Utrecht cerró los escaparates de su «barrio rojo» ante la sospecha de que podía haber tráfico de seres humanos, y ahora la autoridad municipal deberá decidir si licita nuevas concesiones.

 

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