Walter Unbehaun, de 74 años, se había pasado casi toda su vida entre rejas y no soportaba el aburrimiento de la vida moderna. Es más, echaba de menos a sus compañeros de celda y no estaba dipuesto a morirse siendo un ‘pringado’ más.
Por eso, según da cuenta CBS, atracó un banco a punta de pistola en los suburbios de Chicago, y se fue a un hotel a esperar tranquilamente a la Policía con el botín entre las manos.
CONDENADO
En el juicio declaró que echaba de menos la cárcel y que quería regresar allí. Su voluntad fue aceptada por el juez, que le ha condenado ahora a 3 años y medio de cárcel.