Nuria Roca se ha tomado muy a pecho, nunca mejor dicho, que Instagram le censurase una foto en la que se veía la sombra de uno de sus senos y, después de una ardua lucha virtual, la periodista valenciana ha logrado su propósito de que la imagen vuelva a estar en esa red social.
La propia Roca denunciaba los hechos en su blog –Los tacones de Olivia-:
Instagram censuró una foto de mi cuenta en esta red social. A pesar de lo que acabo de leer, nada más lejos de mi intención que hablar de mí, sino del hecho concreto que deber servir para reflexionar sobre el absurdo que casi siempre supone la censura. Para los que no sepáis de lo que hablo, os lo cuento, el domingo (30 de agosto de 2015) publiqué en Instagram una foto de la sombra de mi silueta en la que se veía el contorno de uno de mis pechos… Simplemente eso, no era una foto explícita -que podría haberlo sido, faltaría más- pero era simplemente una sombra.
Y le mete un palo a las mentes calenturientas que dice haber en esa red social:
En realidad, da igual que me censuren una foto, como es fácil suponer, pero como decía estas líneas no son para hablar de mí, sino de las mentes calenturientas que suelen tener los censores, en Instagram y en todas partes… Porque la verdadera indecencia parte de la mente que ve algo ofensivo en la sombra de un pecho femenino… Ver algo pornográfico en esa foto es completamente ridículo. Y no sirve justificar la censura por el hecho de que alguien haya denunciado la foto, pues la responsabilidad de este ridículo recae en los censores de esta red social…
Remata su post asegurando que hay mucho amargado en la vida cuando ponen el grito en el cielo por la silueta de un cuerpo desnudo:
La foto es una expresión artística, que puede o no puede gustar, que puede parecer bella o de poco gusto, pero censurar algo semejante es propio de gente que no ha pisado un museo en su vida. Serian incluso capaces de censurar la Venus de Milo si les dejas sueltos y se quedarían tan anchos. En el fondo es un problema de educación, ese absurdo que identifica la decencia con aquello que se aleja del sexo. Hay gente a la que ofende más la imagen de la sombra de un pezón que la imagen de una pistola, que considera más peligrosa la silueta de un cuerpo desnudo que un niño asesinado…. Cuánto retrógrado, cuanto «amargao», cuando por educar, cuanto por avanzar.