La propia Bárbara Rey llevó todo este material a Suiza para realizar copias de seguridad, sospechando que el rey iba a dar por finalizada su relación, según la versión de varios periodistas
Se les ha ido el asunto de las manos. Lo que comenzó con una nota en un periódico digital y que durante años fueron rumores, chistes verdes y pequeñas maldades o maledicencias, ha saltado a la pantalla de televisión y aunque disimulan, a los diarios de papel que pretenden ser serios (Escándalo en Zarzuela por los presuntos vídeos privados de Bárbara Rey y Don Juan Carlos).
Este jueves, 19 de enero de 2017, periodistas especializados en espionaje como Fernando Rueda o José García Abad, aseguran que los agentes secretos no solo querían silenciar palabras sino borrar imágenes:
«Bárbara se compró el material de espionaje en una conocida tienda de Madrid que ahora ya no existe. Grabó al rey manteniendo relaciones íntimas sin su consentimiento y después le chantajeó con sacar esas imágenes a la luz».
Las palabras de José García Abad, en Telecinco, son corroboradas por Fernando Rueda, conocedor de los entresijos de los servicios secretos y autor de libros sobre este tema (La enigmática respuesta de una escondida Bárbara Rey, la mujer más buscada ).
Este lunes se destapaba que Bárbara Rey había mantenido una larga y apasionada relación con don Juan Carlos durante varios años y había recibido 500 millones de pesetas por parte del CNI, obtenidos de fondos reservados, a cambio de mantener el secreto (¿Recibió Barbara Rey 500 millones de pesetas del CNI por no contar su ‘affaire’ con don Juan Carlos?).
Rueda, especialista en espionaje, asegura que fue el propio CNI el que entró en casa de Bárbara Rey para obtener todas las grabaciones, un robo que ella denunció ante la policía y los medios de comunicación por su seguridad: «Temí por mi vida», aseguró en diciembre la actriz.
Bajo la sospecha de que la vedette tenía copias de ese material custodiado, la agencia de inteligencia compró su silencio con 500 millones de pesetas, 3 millones de euros, según la versión difundida por OK Diario.
Las pruebas gráficas que supuestamente aún se hallan en poder de Bárbara serían 37 fotografías en el jardín de su casa, que reflejaban claramente una relación íntima entre ella y el rey, una cinta de vídeo que recoge unos minutos de intimidad sexual, y varias cintas de audio con mensajes del contestador automático.
La propia Bárbara Rey llevó todo este material a Suiza para realizar copias de seguridad, sospechando que el rey iba a dar por finalizada su relación, según la versión de varios periodistas.
Bárbara no ha querido hacer declaraciones públicas pero sí ha comentado en privado que guardará silencio y que estudia poner algunas demandas.
