El 29 de marzo de 2006 la ‘Operación Malaya' revolucionó Marbella
La espectacular ‘Operación Malaya’, que puso Marbella patas arriba, fue la culminación de una estrategia de acoso y derribo puesta en marcha a raíz de la moción de censura contra Julián Muñoz, un alcalde chusquero cuyo endiosamiento y ansias de andar en coplas lo enfrentó con la mayoría de sus compañeros.
Agraviados, no dudaron en dejarse utilizar por Jesús Gil, que se adelantaba con la moción de censura a otra que preparaba el propio Julián Muñoz para romper con el GIL.
La conjura desbarató ambiciosos planes, lo que explica la salida en tromba que hicieron en defensa de Muñoz la Junta de Andalucía y el PSOE, aun conociendo el fardo de imputaciones judiciales que acumulaba ya por aquel entonces el novio de Isabel Pantoja.
Igual que con la moción se impuso una versión oficial que ocultaba muchas miserias, con el retrato de la ‘Operación Malaya’ ha ocurrido lo mismo: pero ni los buenos son tan buenos, ni los malos lo son tanto.
El autor de Caso Malaya: Los elefantes asolaron Marbella, Miguel Ángel Ordóñez, de reconocida solvencia en el llamado «periodismo de investigación», vivió la ‘Operación Malaya’ como jefe de Prensa y Protocolo del Ayuntamiento de Marbella.
Ha dedicado cuatro años de trabajo a analizar el sumario judicial y sus historias conexas.
Así, además de reconstruir cómo vivieron esos días los principales imputados, desvela los entresijos de algunas claves de esta historia.
Son elementos fundamentales que nos han querido ocultar infestando de irregularidades un sumario que instruyó un juez inexperto elegido a dedo, irregularmente, y guiado en todo momento por un fiscal y unos policías que fueron creando todo un santuario de elefantes sagrados.
Hoy día, parte de los mandos policiales están imputados por falsear pruebas y por estar a sueldo de los mafiosos más temibles, entre otros delitos, mientras que sobre otros altos cargos pesa la sospecha de recibir dinero del ‘malayo’ Juan Antonio Roca.
El 29 de marzo de 2006 la ‘Operación Malaya’ revolucionó Marbella y significaría el fin abrupto de una era: quince años de mayoría absoluta ‘gilista’ que los partidos tradicionales fueron incapaces de minar en las urnas pese a la fama de saqueadores que embadurnaba a los responsables municipales.
Al prejuicio generalizado que relaciona fácilmente a políticos con corrupción -más si hay constructores de por medio y es en el ámbito local-, en Marbella se sumaron muchos años remachando con brocha gorda que mafiosos habían hecho de la ciudad su paraíso; por otra parte, Jesús Gil, un elefante en una cacharrería que, súbitamente, dejó de resultar gracioso; y, en tercer lugar, el descrédito de la posterior moción de censura a Julián Muñoz.
Además, estaba el culebrón del alcalde de pantalones de talle sobaquero, la folclórica que quiso pasar de amante a mandar en la ciudad, y la despechada ‘ex’ que hablaba de comisiones en bolsas hasta debajo de la cama. Así, fue fácil presentar la ‘Operación Malaya’ como una necesidad y, además, convertirla en un producto mediático de consumo masivo que entretuviese como ningún otro.
Evidentemente, la historia real es mucho más compleja que la oficial. El Caso Malaya.
Los elefantes asolaron Marbella ofrece aristas que los responsables de la versión oficial han querido minimizar, cuando no ocultar en la catarata de datos parciales, distorsionar o silenciar. Detrás de la trama ‘malaya’ hay otras componendas aún más importantes.
Este libro arranca poco antes de las primeras detenciones de la ‘Operación Malaya’ y acaba en los días en que sale de prisión preventiva el grueso de los concejales detenidos, coincidiendo con las fechas en que el Gobierno subió el sueldo de por vida al juez Miguel Ángel Torres, sin esperar a que finalizase la instrucción del caso.
En ese lapso se trata de explicar cómo se produjeron las detenciones; por qué antes de que surgiesen indicios de delitos el Gobierno sabía a quién iba a detener y cuándo; cómo la alcaldesa negociaba con el entonces presidente de la Junta de Andalucía un borrón, cuenta nueva y un pacto electoral, acercándose al idilio que tuvo Sevilla antes con Julián Muñoz…
Cómo vivieron los detenidos su paso por el juzgado, qué se nos contó y qué aparece realmente en el sumario judicial, cómo de cierto es, por ejemplo, aquello de «papel que muevo, papel que cobro; no soy una ONG» o que Juan Antonio Roca estaba tieso antes de entrar al Ayuntamiento con un saco de caco barato.
Igualmente, veremos cómo se ejecuta la primera disolución de una corporación en la historia de la democracia y su sorprendente justificación legal. Un argumento central fue el del lío urbanístico de Marbella, que el autor analiza para ver que a ese caos no se llegó de un día para otro y que fue permitido por el gobierno regional, fiscales y jueces.
Asimismo, son interesantes las cabriolas del Gobierno para que se hiciese con el caso un juez a quien legalmente no le correspondía, o cuánta verdad hay en que un ex concejal vengativo hizo de lazarillo de la policía. Además, cómo se eligió a dedo un gobierno provisional para Marbella y las crisis que sufrió.
Por otra parte, está el «misterio» de por qué no se ha investigado ni detenido a determinadas personas que aparecen en la tan llevada y tan traída contabilidad de Roca, altos cargos incluidos.
También trata de explicar el trasfondo de la moción de censura contra Julián Muñoz, uno de los frentes de la investigación judicial. Esa moción marcó el principio del fin del gilismo en Marbella.