Tenemos que correr hacia el fracaso para vencer el miedo y darnos cuenta de que no había para tanto
El principio físico descubierto por Arquímedes por el que cualquier objeto sumergido en un líquido experimenta un empuje hacia arriba es para Ricardo Cortines la perfecta metáfora para hablar del fracaso y de lo que éste provoca: un impulso hacia arriba.
En su libro ¿A qué esperas para fracasar? (LID editorial) este empresario nos muestra el camino hacia el éxito en el que hay una parada obligada en el fracaso. Pero es un fracaso que se aleja de la visión pavorosa que solemos tener del mismo. En esta entrevista en Periodista Digital, Ricardo Cortines cuenta que
«El fracaso es el gran valor añadido de una persona. De su gestión adecuada tiene que salir más reforzada y no derrotada».
Al fracaso es algo a lo que, probablemente debido a un estigma social, tenemos un miedo atroz que consigue paralizarnos. Así, para Cortines, la conducta adecuada es correr hacia ese miedo. Enfrentarte a ello para darnos cuenta de que «no había para tanto«.
«Debemos de atajar el fracaso cuanto antes para evitar que se convierta en un estado y sea simplemente un incidente.»
«Lo ideal es estar atento, por ejemplo en la empresa, a lo que pasa a cada minuto para tomar las medidas oportunas para cambiar rápidamente lo que no funciona».
En este camino hacia el éxito es importante, apunta el autor, analizar cuál es nuestro fracaso admisible para no caer en el desánimo.
«La idea de fracaso admisible no es otra cosa que ponernos en lo peor y saber que tipo de fracaso podemos tolerar. Así, encontrando este punto de fracaso, si se llegara a producir, ya estaba previsto y asumido. Hagamos un ejercicio de proyección también en lo negativo».
Asumir la responsabilidad y saber reconocer los errores es un aspecto imprescindible, obvio pero también complicado de alcanzar.
«Echarle la culpa de todo lo que sale mal a los demás se nos da fenomenal. Podemos echarle la culpa de la crisis a los bancos, a los políticos… Todos ellos tienen parte de culpa por falta de diligencia pero, al final, siempre encontramos que nosotros somos responsables de lo que pasa.»
ESTIGMATIZAR AL QUE FRACASA
En ¿A qué esperas para fracasar? Ricardo Cortines también analiza lo que a su juicio son verdaderos enemigos.
«Siempre son los mismo los que colocan una etiqueta negativa. La gente no quiere que hagas cosas que ellos no tienen el valor de hacer y cuando te va mal te señalan.»
«Las etiquetas las ponen los mediocres. El enemigo no es el fracaso. Son los demás lo que te ponen las zancadillas. Cuando te sales de la pauta, la gente va a por ti. A esos son a los que hay que balizar para que se sepa quienes son.»