Ha nacido una estrella: Ada Colau. “De mayores querrán ser Ada Colau”, leo como titular de la columna de Llucia Ramis en El Periódico de Catalunya; “Ada Colau, bravo!”, exulta Xavier Febrés en Eldiario. es de Nacho Escolar, y, en general, toda la prensa de progreso se entrega babeante a esta nueva Agustina de Aragón, destacando la entrevista genuflexa de Público.es, con declaraciones de la estrella como titular: “Esa gentuza no tiene que darme lecciones de democracia”. Olé -LEA EL TRASGO EN LA GACETA-.
LAS RAZONES DE SU ÉXITO
Más de una vez me he preguntado por qué mantiene su dominio sobre la cultura una ideología, la izquierda, que a priori carece de sentido, que parte de presupuestos de la naturaleza humana que todos vemos continuamente contradichos en nuestra experiencia cotidiana y que ha producido los regímenes más atroces, sanguinarios y opresivos.
Al fin he concluido que el secreto del éxito izquierdista es de orden psicológico. Su filosofía puede ser contradictoria; su política, simplista; su economía, desastrosa: la izquierda tendrá siempre un lugar de honor en el espectro ideológico porque responde a las necesidades de la psicología humana.
Por ejemplo, nuestra mentalidad es irremisiblemente binaria, tendemos a concebir la realidad en términos de blanco y negro, bueno y malo, huyendo de lo complejo. La izquierda satisface esta tendencia presentando un mundo que se explica en la oposición de dos clases, sin matices.
El ser humano es moralista. No le basta con conocer las causas –que, por lo demás, quiere simples y unívocas–; quiere culpables. Y la izquierda se apresura a mostrarle esos culpables. El hombre es irremediablemente religioso. Cuando desaparecen los dioses, crea ídolos, buscando siempre un ser superior del que impetrar seguridad y beneficios. La izquierda presenta el último ídolo, el Estado, a su adoración.
Por último, todos tenemos una comprensible repugnancia a asumir las consecuencias negativas de nuestras decisiones y una correspondiente tendencia a echar balones fuera y buscar la culpa, toda la culpa, de lo que nos pasa a un colectivo ajeno a nosotros que, además, actúa maliciosamente.
COLAU CONTRA MUNDU
El inmediato éxito mediático de Ada Colau, portavoz de la plataforma Afectados por la Hipoteca, se explica por todo lo anterior.
Colau ha abordado un asunto relativamente complejo y lo ha simplificado en una estafa maliciosa perpetrada por banqueros y políticos sobre inocentes particulares y propone una solución tan sencilla como preñada de consecuencias potencialmente desastrosas.
Y, naturalmente, se ha convertido en una heroína. Vaya por delante que comulgo con mucho de lo que dice Colau, que la colusión de finanzas y política es absolutamente evidente y que las prácticas del mercado hipotecaria ha rozado, como poco, la estafa pura y dura en muchas ocasiones.
Pero conviene recordar que el timo es un delito contra la propiedad que exige la colaboración de la víctima, y llamar tontos a todos los hipotecados es, cuando menos, un poco fuerte.
Por lo demás, ¿qué propone Colau? En primer lugar, la dación en pago, es decir, que la entrega del bien hipotecado salde la deuda. Bien, es una idea. De hecho, funciona en muchos países y, de hecho también, que no existiera en España es lo que hacía particularmente baratas las hipotecas. Bien.
Digamos que los banqueros y los políticos aceptan la dación en pago (encareciendo inmediatamente las hipotecas, por cierto). Así que quien no satisfaga la deuda tiene que entregar su casa. ¿Y no es eso exactamente lo que quieren impedir una activista antidesahucios como Colau? Primero le dice al banco que se conforme con la casa y luego, cuando el banco va a hacer exactamente eso, le dice que no puede echar a sus moradores.
¿Es así como funciona? ¿Qué banco en el universo mundo volvería a dar una hipoteca en estas condiciones?
¡AY, LA DERECHA!
He hablado de las claves del éxito mediático de la izquierda y me falta uno esencial, al menos referido al caso español: la derecha. Al menos, lo que pasa por derecha, la derecha oficial.
La izquierda puede ser una ideología falsa, pero la derecha española ni siquiera pretende ser ideología: es una confusa combinación de seguidismo acomplejado, cúmulo de intereses, tribalismo social y a menudo hereditario y pare usted de contar.
Hojeen los diarios del régimen y no verán un argumento ideológico, una defensa inteligente de posturas políticas diferenciadas o, al menos, no en sus primeras y en sus editoriales. Nos cuenta ABC que “Rajoy desnuda sus cuentas”, aunque como desnudo debe conceptuarse al nivel de los permitidos por la Ley Fraga, es decir, un espectáculo bastante decepcionante.
Cuando se habla de sobresueldos y dinero negro, presentar la declaracion de la renta equivale a una mujer que, para convencer a su marido de que los hijos de este son verdaderamente suyos, esgrimiera el libro de familia. Pero ABC es positivamente disidente y revolucionario comparado con La Razón y la triste marhuendada de “El golpe de la fotocopias”. Como Mariano no espabile y le dé una subsecretaría a este hombre, nos deja la prensa de derechas para el desguace.