En la buena escritura cinematográfica uno intenta mostrar, no contar
Ángela Armero visita Periodista Digital para presentar su nuevo libro, ‘Oliver y Max’, un trabajo que bebe de las fuentes cinematográficas con la intención de ofrecer al lector una ficción moderna y contemporánea.
A sus ocho años, Oliver no recuerda otra cosa que el ruido de las sirenas y el zumbido de los aviones sobrevolando el cielo de un Berlín devastado. Su madre trabaja como enfermera del hospital de la Charité y se muestra cada vez más crítica con los valores del régimen, mientras que su padre, Max, es cocinero del Reich y parece no advertir la magnitud del horror nazi. Una tarde cuando Oliver y su madre regresan a casa una explosión divide irremediablemente sus destinos.
Inspirada por las salvajes prácticas del programa Aktion t4, ‘Oliver y Max’ es la conmovedora historia sobre el amor entre un padre y su hijo, pero sobre todo una valiosa lección vital: en los peores momentos, el ser humano es capaz de dar lo mejor de sí mismo.
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«Tengo un recuerdo muy bueno de mi primera novela ‘Alexandra y las siete pruebas’, la escribí con Roberto Santiago que es un director, escritor y guionista, con el que he trabajado muchos años. Es verdad que para mí era importante escribir una novela mía y para un público más adulto, así que se puede decir que ‘Oliver y Max’ es mi primera novela solo mía, algo más personal».
«La literatura close over es una denominación para estas historias que pueden interesar a gente desde los 15 hasta los 99 años. El denominador común de este tipo de narrativa es que son historias muy potentes contadas de forma sencilla y con un subrayado especial en las emociones. Mi novela responde a las exigencias de esta literatura».
«Con quince años tienes bastante madurez para leer lo que quieras. Creo que hay una base de lectores que igual quieren conectar muy rápido con un material, pero también hay lecturas más exigentes que también son fenomenales».
«Entiendo que mi novela es como antitético, porque esos maravillosos procesos mentales que hay en esos monólogos interiores y la voz del propio escritor es abrumadora y a mí me encanta».
«En los últimos 4 o 5 años la televisión se ha resentido por muchas circunstancias, pero sobre todo, los recortes en la industria cinematográfica han dejado al cine completamente fuera de juego».
«En general, el cine para los guionistas siempre ha sido una válvula para desarrollar historias más personales. Ahora esa válvula se ha cerrado y necesitábamos un nuevo escape para expresar esas historias más personales».
«En televisión normalmente uno trabaja de una forma muy pautada. Si quieres contar una historia muy personal y el cine está en unas horas muy bajas, la novela se te revela como una posibilidad estupenda donde puedas desarrollar la historia que quieras sin escuchar opiniones diferentes. A un guionista una novela le da la ocasión de expresar su individualidad».
«Entiendo que esta novela es bastante cinematográfica, incluso tal y como está planteada me dicen que es bastante visual. Creo que podría ser una película muy interesante; si algún productor o director le interesara, a mí me encantaría».
«Yo lo que he hecho ha sido apoyarme en la construcción de argumentos, en la estructura, en buenos personajes y en buenos diálogos, porque esos son los pilares de un buen guion. Me he apoyado en mis puntos fuertes de guionistas para escribir la novela».
«En la buena escritura cinematográfica uno intenta mostrar, no contar. En cambio en la literatura intentas no ser explicativo con todo lo que piensas, pero el hecho de poder decir ahora me voy a meter en la cabeza de este personaje, es maravillosos».
«Me dejo un poco hecha polvo la primera vez que estuve en Berlín y estuve en una exposición del programa Aktion T4, y el mismo hecho de que hubiera una operación con el objetivo sistemáticos de eliminar enfermos, es aterrador. Una de las primeras víctimas de este programa fueron niños, se les subía en unos autobuses, que se suponía que eran de una fundación caritativa y les decían que les iban a llevar a jugar con ponis».
«Creo que como lector te gusta leer cosas que hablen de ti, entonces la experiencia humana tiene tanto que ver con la familia, los padres, los hijos, el amor entre hombres y mujeres que cuantos más comunes sean los temas, más posibilidades tienes de conectar con el público. La familia sigue siendo un tema muy poderoso».
«El padre en la novela pasa por diversos momentos emocionales. Es un personaje que se ve obligada a convertirse en alguien que no es. De repente, se da cuenta de que forma parte de algo monstruoso y tiene que luchar contra una parte de sí mismo para poder salvar a su hijo».
«Estoy ahora de guionista trabajando en una serie que se llama ‘Ciega Citas’, es una serie muy fresca que refleja la precariedad laboral con una parte cómica. Es una serie muy simpática».
Ángela Armero es diplomada en guión por la ECAM y lleva más de una década escribiendo para cine y televisión. Guionista de series como ‘Hospital Central’, ‘MIR’, ‘Ciega a citas’ o ‘Galerías Velvet’, ha coescrito el largometraje ‘El diario de Carlota’ (2010), basado en la novela homónima de Gemma Lienas.
Asimismo, ha escrito y dirigido los cortos ‘La Aventura de Rosa’ (2008) y ‘Entrevista’ (2011), ambos premiados en distintos certámenes. La primera incursión de Ángela Armero en la literatura fue la novela infantil ‘Alexandra y las siete pruebas’ (2012). Además, imparte clases en la ECAM y en la escuela creativa Hotel Kafka, y colabora con diversos medios de comunicación.