No había pasado una semana de la derrota de Cavite cuando ‘La Veu de Catalunya’ afirmó que los catalanes «estamos clavados a una barca que hace agua; si queremos salvarnos hemos de aflojar las ataduras».
Un siglo largo después, Oriol Pujol, ante el congreso de su partido de marzo de 2012, agradeció a su padre y a Artur Mas que hubieran enseñado a los catalanes «cómo superar los escollos y huir de estas aguas podridas que nos ahogan».
Entre ambas metáforas náuticas ha transcurrido un siglo de ingeniería ideológica destinada a convencer a los catalanes de que España es la eterna enemiga de Cataluña, de que todos los males vienen de ella y de que el único camino hacia la felicidad y la prosperidad es el de la independencia.
La culpa exclusiva de la España castellana por el Desastre del 98, la condena de todo el pasado de España, la inferioridad racial de los españoles, la manipulación de la historia, la utilización de la lengua como arma política, la agitación del odio, la complicidad de la izquierda, la parálisis de la derecha y el recurso final al «España nos roba» son los temas principales de ‘España contra Cataluña. Historia de un fraude’ (Ediciones Encuentro), un trepidante repaso, tan riguroso como mordaz, por el problema más grave con el que se enfrenta la España del siglo XXI.
TITULARES
La primera región en levantar a sus expensan tercios de voluntarios para las guerras de Cuba y Fiipinas, la primera región en cuya prensa había más radicalmente se exigía a los gobiernos españoles mano dura con los separatistas, una política de ninguna concesión ni a la autonomía economía económica ni a la autonomía administrativa de los cubanos; la región que más exigía el proteccionismo económico para tener el mercado tanto español como colonial cautivo; la región más patriotera, más belicista y más imperialista fue Cataluña.
España es el último país en abandonar el esclavismo por presión de la burguesía catalana.
Ha pasado un siglo y el argumento final, después de tanto Casanova, tanta lengua, tanto hecho diferencial, tanto etnicismo, tanto agravio histórico, finalmente el argumento es ‘España nos roba’.
El argumento del dinero solo, ‘nos vamos porque somos unos avariciosos’, queda feo, entonces había que darle una elaboración ideológica que justificara ideológicamente.
La asunción de la Leyenda Negra, de la historia de España como algo fallido, fue algo que terminaron compartiendo tanto los nacionalistas como la izquierda [en 1898]. De ahí arranca esa especie de atracción fatal que tiene la izquierda española por los separatismos, fenómeno único en Europa.
Se llegó a criticar la propia base biológica de los españoles. En el mismo año 98, en los escritos de Prat de la Riba se empieza a explicar, sobre todo a los extranjeros, que la diferencia entre los castellanos y los catalanes es de tipo racial.
Una de las acusaciones eternas del catalanismo contra el resto de los españoles es ‘España nos odia y de España no nos llegan más que insultos’, cuando precisamente el catalanismo es una fuente de perpetuo insulto desde hace ciento y pico años. Los textos insultando a los españoles; los textos incitando al odio, utilizando expresamente la palabra ‘odio’, utilizando incluso la expresión ‘es necesario agitar el oído contra España porque si no no tendremos nada que hacer, Cataluña no será independiente mientras no odiemos intensamente a España’. Todos esos textos arrancan ya desde esa época [el desastre del 98] y llegan hasta nuestros días.
En los años 20 la izquierda española empezó a ver la lucha nacional, entre comillas, de catalanes y vascos como una parte de la lucha de clases.
Nos encontramos con una izquierda española, único caso en Europa, que mira con desconfianza a su nación.
A ningún socialista de Europa se le ocurriría pensar que su nación es una cosa discutida y discutible.
El gran problema de España hoy, a pesar de lo que diga la Constitución, es que no es un Estado de derecho. Ni se aplican las leyes ni se aplican las sentencias en todo lo relacionado con el separatismo.
Jesús Laínz, España contra Cataluña. Historia de un fraude. Ediciones Encuentro, 2014.