Este 16 de septiembre de 2014, escribe Juan Carlos Escudier en Público.es una columna titulada ‘Pablo Iglesias se desnuda’ en la que arranca diciendo:
Más que una entrevista, la conversación con Pablo Iglesias que publica este diario es una clase magistral sobre la manera de entender el mundo y la política de este profesor al que algunos han tachado de idealista por pura ignorancia.
Iglesias, o eso parece, es un pragmático inquietante. Ha llegado a la conclusión de que, en su caída, el muro de Berlín se ha llevado por delante la diferenciación entre izquierdas y derechas y él, que se define marxista, se ha dado cuenta de que desde la izquierda no se va a ninguna parte porque la mayoría social no se ha criado en esos valores y, todo lo más, comparte unos principios comunes sobre lo justo y lo injusto.
Y añade que:
Es a esa mayoría social, a ese pueblo español «que no tiene problema con la bandera rojigualda, que le gusta la selección de fútbol, que no se emociona con la bandera republicana y la guerra civil» al que hay que «respetar» porque esa es la única manera de ganar. Y sólo ganando se cambia el mundo. Para los que creían que había que convencer para vencer, Iglesias tiene su propia receta: hay que vencer y luego ya se verá.
«Podemos no es un lugar para invitar a las gentes de izquierdas a que vengan ahora que hay una marca ganadora», dice Iglesias, aunque a algunos ya se les ha expedido el pasaporte correspondiente para que entren al país de las maravillas y disfruten de sus jardines. Algunos son jóvenes y dan bien en la tele y otro posiblemente sea Anguita.
Concluye:
¿Las municipales? Complejísimas y «difíciles de abordar de modo general». De ahí que en ciudades como Barcelona sea factible una integración en Guanyem y en Madrid posiblemente haya que presentar candidato. El objetivo es desafiar al régimen y acabar con la casta y en función de ese objetivo se diseñarán las estrategias. Podemos irá «partido a partido», ya que es indudable que si algo conecta con la mayoría social es el cholismo.