Esperanza Aguirre tomó algunas medidas liberales, pero Felipe González también
En el liberalismo no existe una única doctrina ni una sola escuela. El pensamiento liberal se ramifica en distintas tribus ideológicas, en ocasiones aparentemente enemistadas, que hacen de su entendimiento un objeto escurridizo para la mayoría de las personas. María Blanco cree que si el liberalismo es percibido por la gente corriente de una manera tan equivocada, los liberales están siendo cómplices, por soberbia, de esa confusión. La comunicación es, sin duda, una batalla que el liberalismo no ha sabido ganar. Hasta ahora.
Las tribus liberales. Una deconstrucción de la mitología liberal (Deusto, 2014) nos ofrece una descripción de las tribus liberales a través de un recorrido para no iniciados en el pensamiento económico liberal. En él, se derriban los mitos con que a menudo se menosprecia el liberalismo filosófico, político y económico, y que han calado en parte de la población.
En los últimos años ha comenzado a brotar entre los jóvenes un interés creciente por la doctrina liberal. La autora se pregunta si se trata de una moda efímera o es una actitud propia de iniciados en la materia, para concluir que quizá haya una parte de la juventud que necesite nuevas sendas políticas por las que caminar. Quizá haya llegado la hora de una alternativa liberal real para el siglo XXI.
Libertarios, anarcocapitalistas, austriacos, minarquistas, socioliberales… son algunas de las distintas corrientes ideológicas dentro del pensamiento liberal. Para los miembros de cada ideología las diferencias entre ellos son claras y evidentes, pero no así para el conjunto de la sociedad. El objetivo de este libro es explicar el origen del liberalismo y cuáles son sus grandes familias.
Pero, sobre todo, esta obra que deja claro que, a pesar de las diferencias, los matices y las discusiones de salón, la defensa de la libertad individual es el tronco central que une a todos los que, desde su posición, en su medida y en su estilo, tratan de estudiar, difundir y hacer realidad los principios liberales.
LA AUTORA
María Blanco es doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, y profesora de Historia de las Doctrinas Económicas y de Historia Económica en la Universidad CEU-San Pablo.
Compagina la docencia con la investigación y también dedica su tiempo a difundir su ideología en diversos medios de comunicación. No milita en ningún partido y trata de mantener su independencia intelectual rigurosamente. Cree firmemente que hay vida más allá de la economía y por eso colabora en proyectos que no tienen nada que ver con ese mundo, como la revista de estilo de vida Loff.It.
EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA
Para mí ser liberal es una manera de ver la vida que se basa en asumir tu propia responsabilidad individual, ejerciendo tu libertad de elección.
El principio de libertad en el Liberalismo se basa en la ausencia de coacción. Que no haya coacción no significa que no se hagan las cosas. Aunque nadie te obligue a hacer las cosas, que se hagan. Que exista orden y cumplimiento de las leyes con solidaridad que procede de la voluntad de las personas y obediencia.
La libertad funciona porque es lo que permite la mejora física y moral de las personas como individuos y en términos sociales permite la diversidad suficiente y necesaria para que los problemas encuentren un camino a la solución gracias a la diversidad.
El utilitarismo es uno de los grandes males. Es el azúcar en lo amargo de la píldora de toda esta explicación. Defender la libertad porque es buena, es fácil en un país opulento, pero no tanto cuando se está pasando mal. Cuando el estado no garantiza el futuro de nuestros hijos es difícil apostar por la libertad.
A largo plazo las dictaduras no mantienen los estómagos llenos. El Régimen Franquista empezó a mejorar cuando se abrió al exterior. Es verdad que ha habido regímenes autoritarios que han permitido que la economía vaya mejor, pero no es excusa para defender la tiranía.
El título del libro no es mío, pero sí la portada: donde hay un árbol donde todos bebemos de la misma savia como liberales aunque estemos en distintas ramas. Todos tenemos un tronco común muy sólido y unas raíces que nos agarran a la tierra. Aunque no necesitamos presentarnos unidos, los liberales podemos ser más críticos los unos con los otros. En cualquier grupo hay enfrentamientos, y en el caso de los liberales, aunque unos defiendan la reserva fraccionaria y otros no, todos somos liberales.
Los políticos se mueven con un objetivo muy claro que es ganar las elecciones, cuando en realidad deberían estar al servicio público. En todos los partidos hay un representante de cada cosa: hay un rebelde, un liberal, un radical, un feo y un guapo para cubrir todos los espectros.
Me niego a hablar de políticos liberales, quiero hablar de políticas. Esperanza Aguirre, que siempre se pone como ejemplo, ha hecho medias liberales pero no en todos los casos. Pero también como Felipe González. En todos los partidos, aquellos que han alardeado de hacer políticas o medidas liberales cuando lo han hecho mal y se han aprovechado de las circunstancias, al final, han mirado a la tendencia liberal y no a la persona. Ya se han inventado hasta insultos: neo liberal ultra.
El estado de la cuestión es que las políticas sociales liberales son tan importantes en la definición de lo que son el liberalismo como lo son las económicas. Si el PP ha decidido para conseguir el voto de los liberales poner por delante esas supuestas medidas económicas, es un problema de los liberales si nos las hemos creído. Hay medidas sociales liberales como la legalización de la prostitución o la droga que hacen perder votos. También hay votantes conservadores que se hacen llamar liberales cuando en realidad les resulta incómodo hablar por ejemplo de la liberalización de las drogas, o de otras cuestiones que no afectan a la economía, pero que están en la agenda liberal.
La demanda mayoritaria de los lectores es de argumentos económicos. Los liberales encuentran más demanda en la economía y se convierten en especialistas monetarios o fiscales. Pero para mí es una obligación moral informar de otros frentes a parte de la economía dentro del espectro liberal.
No sé si hay atasco del movimiento liberal en España. El Instituto Juan de Mariana sigue creciendo y el hecho de que su presidente esté de rector en una universidad de Guatemala es una muestra de madurez del Instituto, no solo por los años ‘on the road’ si no por la coherencia en las ideas. Sobre la difusión del movimiento en España, el problema es que tenemos la gran losa que viene desde Europa. Yo acabo de llegar de México donde se me conoce como miembro del Instituto Juan de Mariana, y comentaba con ellos que en Latinoamérica las instituciones están tan desgastadas que es más fácil empezar a introducir el liberalismo desde base. En España habría que plantear la tarea titánica de reformar el Tribunal Constitucional.
Tenemos la fortuna de tener una familia liberal extensa al otro lado del Atlántico y me alegro de que vengan a darnos charlas a España porque las necesitamos. Hay que centrarnos en el movimiento liberal de España, hay que ser humildes y reconocer que el movimiento liberal no ha cuajado en nuestro país ni en el siglo XIX ni el XX porque no se ha construido crear una masa crítica en la población. Todo lo que absorbemos viene desde pensadores que llegan desde fuera, desde Francia hasta Estados Unidos.
Me cansa mucho que a los liberales se nos exija una pureza y una santidad que a otros no se les exige. Cuando un médico comete negligencia nadie señala por la calle a todos los médicos. Lo mismo pasa con los sindicalistas y con los socialistas. Para algunos el liberalismo son solo tres libros que se estudian y en su vida normal pertenecen a un sindicato privilegiado. Respecto al comportamiento moral hay que aclarar que algunas personas se autodenominan liberales para conseguir más poder, pero pido que entonces no se culpe a todo el liberalismo.
La ignorancia es muy osada, entonces cuando no se lee qué dicen los grandes filósofos liberales y solo nos fijamos en personas que cometen inmoralidades o son insolidarias y en aquellos que se autodenominan liberales para ganar más, me parece deshonesto porque la realidad es otra. También es verdad que los liberales nos hemos centrado demasiado en cosas como la reserva fraccionaria, que siendo importantes, no son las únicas, y hemos dejado por ejemplo de lado la pobreza. Esto se está solucionando y hay iniciativas que plantean el liberalismo para salir de la pobreza como la mejor manera posible. Los pobres también tienen responsabilidad individual y tienen derecho a decidir cómo salen de la pobreza sin que otros estados poderosos les impongan sus instituciones. El mercado es el mejor posible para crear esta competitividad.
Cuando hablo de legalizar las drogas o la prostitución, lo en el fondo defiendo es que la moral sea defendida por cada uno de nosotros. El problema en España es que la moral se nos ha impuesto durante mucho tiempo (durante la Dictadura), pero hay otros países donde se impone por ley. Esto castra la moralidad del individuo y le desprovee de principios éticos básicos que crean huecos. Estos huecos son al final llenados con otra cosa, por ejemplo esos jóvenes que se van a luchar a Siria por un ideal sangriento porque no se les ha enseñado de pequeños por el Estado a tener ideales que nos dejen dejarnos llevar. El liberalismo sale en defensa de que cada individuo rechace o acepte las drogas desde su individualidad aceptando las consecuencias. Un drogadicto no es peor persona que otra, se está suicidando a sí mismo y se está encadenando. Yo no tengo la solución a la legalización de las drogas, pero hay que poner el debate encima de la mesa y hay que tratar desde varios frentes.
Hay pocas mujeres liberales porque los hombres liberales son muy aburridos y hablan en código masculino ofreciendo ideas que no interesan a las mujeres. Me interesaría que hubiera más mujeres que se dieran cuenta de las muchas posibilidades que ofrece el liberalismo.
Hay una confluencia de factores por las que no se pueden vender bien las ideas liberales. Los liberales ha sido un grupo humano que ha sido muy atacado que está justificándose continuamente. Esto lleva a conductas viciadas y a olvidar que hablábamos para gente común. Además se ha vendido la seguridad como máximo valor, y ha que desmitificar esta idea.
María Blanco, Las tribus liberales. Una deconstrucción de la mitología liberal. Deusto, 2014.