El escritor vasco Juan Manuel de Prada presenta su nueva novela, ‘Morir bajo tu cielo’ (Ed. Espasa, 2014) y hace parada en Periodista Digital para hablar largo y tendido sobre esta obra recién sacada de la imprenta, casi con el aroma de la tinta impregnando el desarrollo de una entrevista en profundidad y en la que se ha tratado no sólo la temática del libro, sino también de los aspectos políticos más impactantes.
SINOPSIS DE LA OBRA
Uno de los episodios más heroicos y desconocidos de la historia de España narrado por uno de los escritores más brillantes de la literatura contemporánea: el desastre del 98 y la pérdida de Filipinas en la nueva entrega literaria de Juan Manuel de Prada.
Entre el 30 de junio de 1898 y el 2 de junio de 1899, un destacamento español resistió el asedio de las tropas filipinas, muy superiores en número, en la iglesia del pueblo de Baler, en la isla de Luzón, incluso cuando aquellas tierras habían dejado ya de ser españolas. Aquellos soldados pasarían a la historia como «los últimos de Filipinas».
En ‘Morir bajo tu cielo’, inspirándose en aquel episodio, Juan Manuel de Prada nos propone una inmersión en la Filipinas de la época, de la mano de personajes inolvidables que permanecerán en la memoria y el corazón de los lectores: oficiales heridos por un secreto dolor, frailes trabucaires, soldados tratados como carne de cañón por sus gobernantes, insurrectos filipinos llenos de grandeza y coraje, traficantes de armas sin escrúpulos y mujeres excepcionales que han de serlo en un mundo áspero y turbulento.
El lector los acompañará en sus batallas físicas y dialécticas por cuarteles y palacios, fumaderos de opio y lupanares, reuniones nocturnas del temible Katipunan, selvas acechadas por los feroces ilongotes, manglares infestados de caimanes y haciendas donde aún se respira el perfume de la Arcadia, antes de confluir todos en Baler, donde los aguarda su destino.
Novela épica y novela intimista, novela de aventuras y novela de ideas, ‘Morir bajo tu cielo’ es también un homenaje a tantos hombres y mujeres que suplieron la ineptitud de unos gobernantes nefastos con voluntad, valor, sacrificios personales y amor a sus semejantes.
TITULARES MÁS RELEVANTES
En esta novela he puesto toda la carne en el asador, pero también es verdad que la pongo en todas. Si de algo puedo enorgullecerme, no es de los libros que he escrito, sino del tesón con que los he escrito todos.
El libro tiene muchos niveles de lectura y todos son igualmente válidos, pero desde luego la novela, yo la definiría como novela épica, donde el peso de la literatura aventura es grande, aunque, naturalmente, es una novela que tiene también aspectos de novela política, porque está retratando un periodo de la historia muy turbulento.
En el libro, el tema del dolor de España, que parece que es un tema que ya da vergüenza tocarlo, se toca.
Los personajes reales del libro, o basados en personajes reales, como los totalmente ficticios, he querido que tuviesen una genealogía, que tuvieran problemas y conflictos personales, de conciencia fuertes. Y efectivamente a todos los he dotado de un pasado, un pasado que tiene que arrastrar, con que tienen que aprender a convivir.
¿Qué es lo que la literatura nos da? Pues la literatura nos da una especie de luz mas o menos borrosa sobre la realidad humana, sobre la verdad humana. Leemos libros para aprender a vivir, en realidad.
En esta novela me he esforzado especialmente en este aspecto: en hacer personajes potentes, personajes con los que el lector pueda identificarse, pueda amarlos, pueda odiarlos. Esto para mí es cada vez más importante como escritor.
Yo creo que los personajes son los que hacen la literatura grande. Nosotros a los grandes maestros los recordamos por los personajes que crearon.
Últimamente me estoy dedicando mucho más a la literatura. Tuve una época muy turbulenta en mi vida, circunstancias biográficas que no vienen al caso, que me hicieron llegar a pensar que iba a dejar de escribir.
En Filipinas, los Gobiernos de la Restauración fueron calamitosos, lamentables y realmente entregaron Filipinas por mucha razones. Primero porque no se supieron ganar a los nativos, a los oriundos del lugar y luego verdaderamente, llegó un momento en que sus negocios se antepusieron al bien de España. Los gobernantes se acabaron desprendiendo de Filipinas. Fue un error.
La situación de Filipinas tiene mucho que ver con la situación actual de Cataluña, porque Filipinas era parte de España. Esta es la dura realidad.
Filipinas es una tierra que era española, igual como lo es Cataluña hoy. Fue incorporada a España, que no tenia entidad política propia, y por lo tanto, la independencia de Filipinas fue una nueva forma política. No vuelve a una independencia que hubiese tenido previamente. Filipinas no existía, fue civilizada por España e incorporada a la Corona Española.
Cuando veo a Mario Vargas Llosa defendiendo la unidad de España, yo le preguntaría que por qué en Perú sí tenía sentido la independencia y no la de Cataluña. ¿Por qué no podríamos justificar la independencia de Cataluña? le preguntaría yo.
La ideología que inspira las llamadas emancipaciones es la misma que inspira el nacionalismo catalán. Es la ideología liberal, que es la que introduce el concepto de soberanía popular, según la cual un grupo de personas se reúnen y proclaman un Estado. El nacionalismo es el hijo predilecto del liberalismo.
Yo creo en una Cataluña integrada en España, pero la integración de Cataluña en España no puede ser a partir de como se pretende ahora, de la igualdad. Las Españas se mantuvieron unidas durante siglos no en base de la igualdad, sino en base de las diferencias. Cataluña no se incorpora al proyecto común de España en las mismas condiciones que Albacete. ¿Qué le ofrece España a Cataluña? Nada, porque no hay un proyecto común
Actualmente, una España federal es impensable, pero, a lo mejor, dentro de 50 años, ya no es tan impensable.
Lo que da forma a la literatura española, a la historia española y a España es la religión católica. Y cuando esta desaparezca, a España no le quedará mas destino que volver a los Reinos de Taifas y hacer disputa de la rapiña de naciones extranjeras.
Yo creo que el liberalismo es la ideología moderna por excelencia. Es más, creo que el marxismo es un epifenomeno del liberalismo. El marxismo surge ante los abusos del liberalismo. El liberalismo de alguna manera es el fundador de las ideologías modernas.
El Estado quiere de rodillas a la Iglesia, porque es Estado se considera un poder omnímodo, no conoce ningún otro poder, ni siquiera espiritual. Una forma de tenerla de rodillas es asignarle un presupuesto.
El Papa Francisco me parece un hombre muy interesante, con aspectos luminosos, con aspectos más oscuros, las personas somos así. Pero creo que en términos doctrinales es un Papa confuso que está introduciendo demasiado lío.
Este Papa ha abierto el abanico sobre cuestiones muy delicadas como puede ser el tema del aborto, está introduciendo la cuestión social en las preocupaciones de los católicos.
He de confesar que no he seguido la literatura española a fondo en la última media docena de años, sólo he leído para mis dos últimas novelas, que me han exigido un nivel de documentación brutal.
Las editoriales, de forma descarnada, te dicen que no te publican libros de artículos e incluso libros de cuentos. Es que los libros de cuentos han desaparecido, cuando hace 20 años las editoriales grandes si los publicaban. Yo creo que esto tiene que cambiar porque las editoriales están tomando un camino demente, publicando libros basura únicamente por conseguir unas ventas, se usa un criterio oportunista.
No le veo futuro a esos libros de presentadores de televisión o de gente famosa. Se va a la caza de un público fácil, de un público fan, pero ese público no es lector, sino que sólo va a estar esperando el siguiente libro de la folclórica o la petarda de turno. Las editoriales tienen que formar un público que les sea fiel.
Juan Manuel de Prada nació en Baracaldo, en 1970, aunque pasó su infancia y adolescencia en Zamora. Con su primer libro, ‘Coños’ (1995), y los relatos de ‘El silencio del patinador’ (1995, ampliado en 2010) sorprendió a la crítica por su poderosa imaginación y su audaz uso del lenguaje. En 1996 debutó en la novela con la monumental ‘Las máscaras del héroe’, con la que obtuvo el premio Ojo Crítico de Narrativa de RNE.
En 1997 recibió el Premio Planeta por ‘La tempestad’, que fue traducida a una veintena de idiomas y significó su consagración internacional, después de que la revista ‘The New Yorker’ lo seleccionara como uno de los seis escritores más prometedores de Europa. Su tercera novela, ‘Las esquinas del aire’ (2000), también fue recibida con entusiasmo por los lectores y la crítica, así como ‘Desgarrados y excéntricos’ (2001). ‘La vida invisible’ (2003) recibió el Premio Primavera y el Premio Nacional de Narrativa, y con ‘El séptimo velo’ (2007) se alzó con el Premio Biblioteca Breve y el Premio de la Crítica de Castilla y León. Ha obtenido los más prestigiosos reconocimientos del periodismo literario, entre otros los premios ‘Mariano de Cavia’ o ‘César González-Ruano’.