La gente de una determinada edad, se mojarán el dedo para pasar la página del Ipad, pero pasarán la página
Nieves Concostrina, ganadora del Premio Internacional de Periodismo Rey de España, y autora de diversos libros lanza ‘Antonia’, su primera novela, que presentó en Periodista Digital y que cuenta la historia de una mujer que pasó de tener la calle como única escuela a jugar en Bolsa a los setenta años.
El día de Reyes de 1930 nació Antonia en la castiza calle del Águila de Madrid. La Juana tenía casi cuarenta años cuando trajo al mundo a su primera y única hija, una criatura tan rolliza como las coliflores que despachaba en el mercado de Santa Isabel.
Así llegó al mundo la protagonista de esta novela, la primera que ha escrito Nieves Concostrina y en la que -con su habitual humor y su ingenio para recrear situaciones reales que en la mayoría de los casos superan cualquier ficción- hace un justo homenaje a la generación que sobrevivió a la guerra y la posguerra entre la picaresca, la miseria y los trapicheos.
Antonia es una más de los cientos de miles de españoles que no conocieron el bienestar hasta los años sesenta; héroes y heroínas anónimos que se dejaron la piel para que sus hijos no sufrieran su misma historia.
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Antonia es la historia de una mujer valiente, como otras miles que hubo, mujeres que nos han puesto donde estamos ahora. Es la madre de muchos cincuentones y la abuela de muchos treintañeros.
Antonia afronta la revolución digital con una valentía tremenda. La gente con una determinada edad tiene que poner los cinco sentidos activos. Para una persona de 85 años se le hace un mundo todo lo tecnológico, pero son muy listos, se mojarán el dedo para pasar la página del Ipad, pero pasarán la página.
No hay semejanzas entre la época actual y el periodo de guerra y posguerra porque aquello fue hambre y miseria para mucha más gente de lo que hay ahora.
Actualmente sí hay gente con hambre y sí hay gente sufriendo muchas miserias. Si algo más gordo no ha estallado en este país es porque existe ese tejido social de mujeres como Antonia, de hombres que saben como estirar unas lentejas para diez. Y eso es porque la gente viene aprendida de lo que pasó.
No hay ninguna sola persona en este país que no tenga referencias de algo parecido a lo que le ha ocurrido a Antonia, abuelos, tíos, padres madres. Todo el mundo tiene referencia de eso, pero eso se queda en casa, la gente no va contando ese tipo de cosa en la calle.
Esta novela no es un dramón, es una historia de vida. Tiene su humor, porque en aquella época vivir, vivían, pero no olvidemos lo que pasaron.
La evolución de Antonia es la lucha, la preocupación de amanecer vivo el día siguiente, por superarse y por dar a su hijo todo lo que no tuvieron ellos y tenían claro que era una cosa: la educación. En los años 30 había un 70% de analfabetos en España, por ello lo tenían muy claro que su desgracia venía del analfabetismo.
La primera vez que Antonia se apunta sola al colegio es porque se entera que daban un trozo de pan con una sardina.
Si no estuviera la tía Dora, tía de Antonia, a lo mejor no hubiera sobrevivido. A lo mejor sí, porque en los años 30, 40, podías dejar un niño en la calle y sobrevivía.
Cuando Antonia conoce a Goyo es cuando realmente empieza a vivir, a tomar las riendas de su vida y continua la lucha, porque sigue siendo analfabeta, habitante de un barrio pobre, un barrio de estos que se señalaron de los rojos, de los que tenían menos derecho a nada.
La idea de escribir el libro surge de tanto oír a gente decir lo que ha pasado, entonces me di cuenta que esto no lo leía por ninguna parte. Yo quería huir del asunto político de la Guerra Civil, quería ver la guerra, la posguerra y la evolución de la gente que no tenía ni idea por donde le venían los tiros.
Me documenté a partir de la gente que ha vivido la guerra, no me interesaba lo que está en los libros, está todo documentado, pero hay una cosa que no está tan documentada que es extraer de la memoria de la gente como vivió esa etapa. Empecé a rascar de la memoria y afortunadamente Antonia tiene una memoria maravillosa.
Creo que Antonia va a recordar a mucha gente muchas cosas. Todas esas cosas les ha pasado a cualquier persona que te encuentres en la calle con más de 80 años.
Si yo supiera como solventar la crisis del periodismo… Lo veo lamentable lo que hay, la situación de los periodistas, sería censurable todo lo que tengo que decir. No es el periodismo que yo viví, tengo una etapa nostálgica que es donde aprendí todo en Diario 16. Todo lo que veo ahora, la situación de los compañeros, los sueldos, el maltrato, el hacer todo deprisa y corriendo, la falta de rigor producto de que ya el empresario no le interesa que se profundice y que se haga algo bien porque quiere todo rápido y corriendo, eso no es periodismo. Esto sería un poco corporativismo, no es mayor drama que lo que pasan fontaneros, abogados, carpintero, eso es una crisis que nos tiene aplastado a todos y desde luego no estamos haciendo las cosas bien.
Nieves Concostrina (Madrid, 1961) se forjó profesionalmente en el desaparecido Diario 16 entre 1982 y 1997, en las secciones de Cultura y Televisión, Economía, Deportes, Opinión, Sociedad y Edición. Trabajó posteriormente en Antena 3 con Jesús Hermida y Mercedes Milá, y en Vía Digital con Pepe Navarro. Ha colaborado en varias revistas y suplementos dominicales de diarios nacionales.
Redactora jefe de la revista Adiós desde 1996, en noviembre de 2003 Radio 5 Todo Noticias comenzó a emitir diariamente el espacio «Polvo eres». También colabora los fines de semana en RNE, en el programa No es un día cualquiera dirigido por Pepa Fernández, y en las tardes de la Cadena SER con Carles Francino, director de La ventana.
En 2005 fue galardonada con el premio Andalucía de Periodismo, en su modalidad de Radio, concedido por la Junta de Andalucía y, en 2010, con el Premio Internacional de Periodismo Rey de España en la categoría de Radio y el Micrófono de Oro que concede la Federación Española de Asociaciones de Radio y Televisión. Ha recibido también los premios Villa de Madrid de Periodismo e Internacional de Relatos Paradores de España.
Es autora de los libros ‘Menudas historias de la Historia’, ‘Polvo eres, … Y en polvo te convertirás’, ‘Muertes ilustradas de la humanidad’ -con ilustraciones de Forges- y ‘Se armó la de San Quintín’, todos ellos publicados con mucho éxito por esta editorial.