La apuesta por el deficitario periódico La Razón marcó el inicio de la buena racha de la compañía

José Manuel Lara, el hombre que logró la entrada de su Planeta a la órbita mediática… a la tercera

El fallecido presidente de Atresmedia logró acabar con la leyenda de que el grupo editorial catalán era incapaz de llevar a buen puerto empresas periodísticas

Esos caprichos del destino han hecho que el patrón de Planeta, José Manuel Lara Bosch, haya fallecido la misma semana en que se celebraban los 25º años del operador de televisión Atresmedia, conocido hasta hace dos años como operador Antena 3.

Fue precisamente el primer timonel de esa casa, Manuel Martín Ferrand, el que dejó escrito que el Grupo Planeta tenía una tendencia a fracasar en el mundillo mediático, como si le hubieran echado un mal de ojo.

Ferrand no lo decía por casualidad: si Polanco con su editorial Santillana había podido consolidar el Imperio PRISA en la primera década de la democracia ¿cómo no podía aspirar a lo mismo la todopoderosa editora de libros Planeta que José Manuel Lara (padre) había consolidado durante el régimen anterior?

El nombre escogido para su cabecera era ‘Opinión’ y en aquel año 1976, el mismo en el que hacían su aparición ‘El País’ o ‘Diario16′, aquella publicación irrumpía con ganas de comerse el mundo con una campaña publicitaria sin parangón hasta ese momento y bajo la batuta de un periodista mallorquín hoy enchironado por asuntos que no vienen al caso.

La cosa se derrumbó a los pocos meses y, para recochineo, los Lara veían como un pequeño empresario de su tierra a quien, al contrario que ellos, nadie conocía un año antes, montaba su propio imperio a través de una revista: el Grupo Zeta. Strike uno.

En los años del ‘aznarato’, ya con José Manuel Lara Bosch al frente de Planeta (ante la inesperada muerte de su hermano, hombre destinado para tal tarea), se produjo un segundo intento.

Eran los años del matrimonio PP-CiU, un idilio que soplaba a favor de los grupos mediáticos con sede en Cataluña y, tras la ruptura del PP con Zeta por ‘la guerra digital’, Lara apostó por la plataforma ‘Quiero-TV’ con la que se pretendía acabar con el monopolio de la televisión de pago que tenía por entonces Sogecable.

La cosa se fue al traste al poco tiempo sin que el 90% de españoles se enteraran ni de su existencia y desde ese 10% restante se acuñó aquel término de ‘Quiebro-TV’ que tanta acidez provocó en Planeta.

Paralelamente Lara Bosch trató de penetrar en la radio con una marca tan histórica como arruinada, Radio España, el PP regó un poco la cosa – vía empresas amigas tabaqueras o telefónicas – pero el paciente estaba demasiado agónico como para ser reanimado.

Lejos de rendirse en su empeño radiofónico se lanzaron a por la COPE, compraron algo y a punto estuvieron de conquistar la cima – como reconoció uno de los ‘cerebros’ de aquella operación en Periodista Digital – pero con cima o sin ella, las entrañas de la emisora episcopal serán siempre de la Santa Iglesia, que buena es para dejarse quitar sus pertenencias, el resultado de la operación fue una vez más el mismo: fracaso. Strike dos, inminente eliminación.

El cambio de tendencia fue el diario La Razón, sí, ese periódico que los informativos de Antena 3 parecen tratar con vergüenza a juzgar de como evitaban hoy referirse a él al hablar de la trayectoria de Lara, pero fue la adquisición de aquel periódico, deficitario y en estado crítico, cuando se inició la verdadera semilla del grupo Atresmedia.

El trato – firmado – de Planeta con Luis María Anson y Maurcio Casal consistía en sostener La Razón durante 50 años a cambio de que ese par de genios de los contactos y el rasputinismo pusieran toda la carne en el asador para convertir a José Manuel Lara en el líder mediático de la derecha, algo que – gracias también a los errores del pedrojotismo – cumplieron a la perfección: Antena 3 TV y Onda Cero son la mejor demostración de ello.

Durante sus años de gran jefe José Manuel Lara no ha sido señalado como un gran ‘interventor’ directo, quizá parte de su éxito se debe a que ha sabido delegar funciones en sus brazos, Ferrari al radiofónico, Casal en el escrito y Carlotti en el televisivo, luego reemplazado por Silvio, para pringarse lo menos posible, aunque en el tema catalán sí que se pringó, primero firmando aquel manifiesto a favor del Estatut junto a Bonet, el de Freixenet, y luego dando un golpe en la mesa (también junto a Bonet) como empresario catalán contrario a la independencia.

Pero al margen de que fuera un jefe de ‘supervisión directa’ o más un ‘árbitro’ que dejaba hacer, en ambos casos su ausencia se hará notar. PRISA sin Polanco se desmenuzó en apenas un par de años.

Los herederos de José Manuel Lara reciben de él una empresa líder en el sector. Tomen los analistas nota de cómo está el grupo ahora y vuelvan a anotarlo dentro de dos años, si la diferencia es negativa, huelgan las explicaciones, y no duele lo mismo perder un partido de béisbol al empezar, que cuando estas en la final del Koshien.

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