La periodista Pilar Urbano acaba de lanzar su último libro: 'La pieza 25: Operación salvar a la Infanta'

Los pactos secretos para salvar a la Infanta Cristina que avergüenzan a Zarzuela

"Narro la lucha de un juez valiente, honrado y libre blindado para resistir a todo tipo de trampas y presiones"

Los pactos secretos para salvar a la Infanta Cristina que avergüenzan a Zarzuela
La infanta Cristina de Borbón. PD

Otra bomba en marcha que pone en un brete a Zarzuela y que, cuanto menos, les abochorna. Viene esta vez de la mano de la periodista Pilar Urbano. Acaba de lanzar su último libro: ‘La pieza 25: Operación salvar a la Infanta’ (Esfera de los libros).(Los culpables de que una desesperada Infanta Cristina reciba ayuda psicológica).

En el mismo, detalla sus conversaciones con el juez Castro y otras fuentes cercanas al caso Nóos, que incluyen pactos en la sombra que no aparecen en los 71.000 folios del sumario y que pretendían dejar a la hija de los Reyes eméritos fuera de este asunto.

Según da cuenta ‘EsDiario‘, el libro es fruto de tres años de trabajo en los que ha conseguido el testimonio y las impresiones del juez que imputó a la hermana de Felipe VI, los fiscales, agentes tributarios, miembros de la UDEF y otros testigos. (La Infanta Cristina se hunde más en su depresión por culpa de quien menos se esperab).

«Narro la lucha de un juez valiente, honrado y libre blindado para resistir a todo tipo de trampas y presiones, que me contó en primera persona sus pensamientos y sensaciones y me transmitió el pulso de la investigación»,

indica la periodista en su libro.

Recordamos que el tribunal de la Audiencia Provincial de Palma compuesto por tres magistradas decidió absolver a Cristina de Borbón, de la que solo admitió participación a título lucrativo. Sobre este respecto, Urbano considera que tanto para ella como para el juez Castro, que dirige una instrucción durante cinco años, el fallo de las magistradas «tenía muchos fallos».

«Me parece increíble que tres mujeres creyeran que la Infanta, con el 50 por ciento de Aizoon, vocal de Nóos, muy bien sentada donde estaba el dinero negro, dinero público conseguido a nombre del suegro, podía estar de muñeca, de mujer de paja, hasta 2013», afirma para añadir que «ella no podía dejar de ser ni de estar, vivía del dinero negro y nunca preguntó quién pagaba la hipoteca, los viajes, las vajillas y ese tren de vida que hasta llegó a llamar la atención al Rey emérito».

Pilar Urbano agrega que «la Infanta mantuvo el dominio de sí misma y mucha inteligencia» y que «ella fue cooperadora indispensable», una afirmación que ilustra con una frase del juez Castro:

«Siempre pensé que la infanta no solo estaba en el ajo de la trama y sus enjuagues, sino que era la eminencia gris. Eso sí, muy discreta, muy gris. Y lo plasmé en mis Autos».

A este respecto, la periodista explica que la Infanta Cristina

«no dejó ninguna prueba, recibió cientos de mails y no contestó ninguno. No dejó carmín en su ropa. Si Iñaki Urdangarín apretó el gatillo, la Infanta era el revólver humeante».

En La pieza 25. Operación salvar a la Infanta, Pilar Urbano afirma que Cristina «jugó un papel no solo necesario, sino imprescindible» en los delitos que se imputan a su marido, Iñaki Urdangarín y que incluyen prevaricación, falsedad en documento público, malversación, tráfico de influencias y fraude fiscal, pero se «atrincheró» en la «ignorancia fingida» al responder a más de mil preguntas con un no sé, no me acuerdo o no tengo constancia.

Además, la valenciana aborda en el libro la existencia del dossier llamado Operación salvar a la Infanta, elaborado por el fiscal Horrach.

«Le envió a sus jefes cinco cuartillas en las que proponía una hoja de ruta de aplicación inmediata para que, en caso de que se confirmara la imputación de la Infanta, ganar la guerra. Era un escrito confidencial, tenía que serlo en razón de su eficacia y secreto, por lo comprometedor y temerario de buena parte de su contenido», aseveró y añadió que Horrach fue primero «el mastín anticorrupción y luego un funcionario obediente».

«Nunca en la historia jurídica española un fiscal se había opuesto a que el juez practicara una diligencia de prueba como era tomar declaración a la Infanta»,

concluye la autora.

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