¿Tú también coleccionas en tu brazo pulseras de los festivales de verano?

¿Tú también coleccionas en tu brazo pulseras de los festivales de verano?
Festival de verano Pixabay

«¿Has ido también al Sonorama?» «¿Por qué lo sabes?» «Lo dice tu brazo». Así pueden comenzar los septiembres, qué buena forma. De hecho, así comienzan para muchos de los que se colocan sus pulseras fluorescentes de festival y reviven la magia de la música durante el otoño, haciéndolo más llevadero. Detrás, existen empresas como Flyeralarm que se encargan de que lo efímero, dure un poco más y que la estela del verano dure hasta el invierno, sobreviviéndolo.

Sidonie, Delafé, Dorian, Loquillo, Amaral, Niños Mutantes o Lory Meryers son algunos de los nombres que ocupan el cartel este año en el Sonorama que celebra su 20 Aniversario en Aranda del Duero (Burgos) durante los días más calurosos y más veraniegos: 10, 11, 12 y 13 de agosto. Este año parece que Raphael es baja, después de la increíble actuación del año pasado que emocionó tanto a jóvenes como no tan jóvenes, con su gran energía y su forma de conquistar al público, al de siempre y al nuevo.

Y es que la música provoca eso. Emoción. Incluso física, esa piel de gallina de algunas letras, ese saltar sin descanso, perder la voz, pero no perder la sonrisa. Esa es la música en directo, en vivo, y que en los festivales, además, concentra un gran número de grupos por lo que, para los asistentes, representa una emoción mucho mayor.

Muchas personas comienzan a prepararse el año escolar por festivales, no importa si podrán o no podrán acudir. Apenas salen las entradas, las compran. El verano tiene un sabor mejor con buena música y con buena compañía. Este año hemos empezado con el Interestelar y hemos seguido con el Primavera Sound, nos queda aún el Low o el Sonorama y alguno más. Claro que depende también de los gustos. No sólo la música independiente transmite emociones, toda la música, el arte, en general, en cualquier de sus formas.

Porque no es sólo una canción o un baile. Es mucho más. Es un momento de la vida. Una época. Una persona. Un trabajo o un examen. O los días antes de un examen. Muchas personas ponen banda sonora a sus vidas y cantar es lo mejor que se puede hacer.

Así, igual, pasa con los festivales. Lucimos orgullosos nuestras pulseras y, al mirarlas, disfrutamos recordando lo bien que lo hemos pasado, las aventuras vividas y las personas nuevas que hemos conocido y con las que hemos compartido esas cervezas, esas notas y esas letras.

Te aferras a ellas y, cuando te quieres dar cuenta, el invierno ha terminado. La lluvia, el frío, las nubes se han dispersado y la época de festivales se vislumbra de nuevo en el horizonte. Entonces, puedes ir cortando tus pulseras una a una, porque sabes que, pronto, volverás a coleccionar las de 2018 y tu septiembre volverá a comenzar exactamente igual que el del año pasado: ¿Has ido también al Sonorama?» «¿Por qué lo sabes?» «Lo dice tu brazo». Y tú sonreirás orgulloso, porque tu otoño será menos otoño y tu cuenta atrás peculiar ya habrá comenzado.

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