Una banda peruana asesinó a 60 personas en el Valle de Huallaga

Decapitaban y colgaban de ganchos a campesinos para extraerles la grasa y venderla

Vendían el litro a 15.000 dólares a empresas cosméticas europeas

La preparación de la víctima para obtener su grasa estaba inmersa en un ritual, realizado por mujeres

Como cerdos. Les cortaban la cabeza y las extremidades. Luego los colgaban de unos ganchos metálicos que se sustentaban en un trípode de madera hecho a mano. Encendían unas velas para destilar mediante el calor la grasa y el aceite del cuerpo. Los cuerpos mutilados permanecían así durante días.

La polícia peruana ha detenido a tres integrantes de una red que comerciaba con grasa humana en Perú apodada ‘Los pishtacos de Huallaga’.

«MAQUÍLLATE, MAQUÍLLATE»

Están acusados del asesinato de al menos 60 personas, en su mayoría campesinos del valle de Huallaga. Les extraían los tejidos grasos y los vendían a 15.000 dólares el litro para la fabricación de cosméticos, protectores solares e, incluso, medicamentos anticancerígenos.

Según la prensa local, esta banda actuaba como una hermandad religiosa y generaba pánico en la población pero, por temor a que les asesinaran, los campesinos no denunciaron los hechos.

Con el tiempo, empezaron a circular historias míticas sobre los asesinatos. Se trata de una zona está aislada y conflictiva, ya que aún queda cierta actividad de integrantes de la guerrilla Sendero Luminoso.

El nombre se debe a la leyenda del pishtaco, un vampiro andino de aspecto estadounidense que asalta a sus víctimas por la noche, los decapita, y se alimenta con su carne y extrae su grasa para venderla. Pero la realidad siempre supera a la ficción.

LA DETENCIÓN

Según el informe policial del caso, agentes de inteligencia se hicieron pasar por potenciales compradores de grasa humana y lograron contactar en la ciudad de Huánuco con ‘Marcos’ y ‘Maria’. Sus nombres completos son Serapio Marcos Veramendi y Enedina Estela Claudio.

«Marcos y Maria manifestaron tener en su poder 15 litros de grasa humana, cuyo costo era de 15.000 dólares el litro, para lo cual hicieron entrega de una muestra como prueba»

Tras analizar la muestra comprobaron que era grasa humana correspondiente a un individuo de sexo masculino.

Al menos han estado implicadas 10 personas de Huánuco y de Lima. Unos se encargaban de decapitar y de sacarle los órganos a la víctima, otros del proceso de destilación de la grasa y su posterior envío a Lima. Por último, colaboradores en Lima la vendían envasaba en botellas de gaseosa.

IN FRAGANTI

Serapio Marcos Arizmendi (‘Marcos’) fue detenido ‘in fraganti’ en una casa apartada en el valle del Monzón. Una precaria vivienda de adobe, escondía en su interior el tórax de la última de sus víctimas, Abel Matos Aranda (27).

Se había deshecho ya de su cabeza tirándola en el Cerro Quemado, un barranco inaccesible no muy lejos del laboratorio, donde arrojaban los restos no aprovechables de los cadáveres.

La preparación de la víctima para obtener su grasa estaba inmersa en un ritual, realizado por mujeres.

Le cortaban la cabeza con una ‘wincha’, una herramienta parecida a la hoz y después amputaban las extremidades.

FRENTE A LA CAMARA

Un vídeo de la policía recoge el momento en que detuvieron a Serapio Marcos Veramendi, en pleno proceso de destilación, y confiesa con detalle la técnica que llevaba aplicando más de 10 años, según informa elmundo.es es un artículo titulado ‘La caza de Pishtacos’:

  • Policía: ¿Cuántos días llevas aquí?
  • ‘Marcos’: Dos días
  • Policía: ¿Sin salir?
  • ‘Marcos’: Sí, lo dejamos aquí chorreando…Acá he armado el trípode yo, lo cubro de plástico y después prendo vela
  • Policía: ¿Oe, y la cabeza de este pata?
  • ‘Marcos’: Todo está por debajo del río
  • Policía: ¿Tú te has llevado la cabeza y los órganos del cuerpo?
  • ‘Marcos’: Ajá, si…

El caso no puede ser más macabro. Piense con que se está poniendo el colorete.

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