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Manuel Díaz confiesa que se hizo torero por pura venganza

Era mi única arma para intentar darle justicia a lo que mi madre estaba sufriendo

Manuel Díaz confiesa que se hizo torero por pura venganza
Manuel Díaz YT

Sobre su reconocimiento como hijo de Manuel Benítez, Manuel Díaz explicó: «Un día por la mañana me levanté y le dije a mi mujer que quería hacer algo, que no podía seguir esperando y que tenía que solucionar esta etapa de mi vida, cerrar este círculo para, a partir de ahí, buscar otras cosas, que esto no fuera un lastre en mi vida. Entonces decidí que un juez fuese el que dijera que él era mi padre o no, la oportunidad de que dijese que yo no soy su hijo y yo tener la oportunidad de demostrar que sí lo soy. Empecé esa batalla y con el tiempo un juez me ha reconocido que soy hijo de Manuel Benítez».

«Al final de esta historia he conseguido que en televisión un día él dijo que yo era su hijo, hijo del quinto califa, que yo llevaba su sangre. En ese momento yo llamé a mi madre y le dije: ‘Mamá, ya lo ha dicho’. Mi cruzada de la vida desde que era un niño pequeño que estaba en un portal esperando a mi padre, la imagen de un hombre que no conocía, y ver a mi madre llorando, ya había sido resuelta. Ya pude cerrar ese círculo de mi vida», explicó, según recoge Ecoteuve.

El torero también explicó cómo fue su primer encuentro con Julio Benítez: «Pasó un tiempo y un día mi hermano Chema me dijo que si me gustaría conocer a mi hermano Julio (Benítez). Le dije que no tenía ningún problema, que estaría encantado y que me parecía natural hacerlo. Al poco tiempo quedamos en la cafetería de un campo de golf mi hermano Chema (organizador del encuentro), Tello (hombre de confianza de Julio), Julio y yo. Nos tiramos tres horas de reloj hablando. Lo primero que le dije fue que nosotros nos parecíamos más, que teníamos más cosas en común que en contra. Primero por la profesión que habíamos escogido en la que hablamos el mismo idioma, y luego que él había sufrido mucho, al igual que yo».

«En la trayectoria de mi vida hubiera sido un gran colofón el compartir cartel taurino con mi padre y mi hermano Julio», reconoce.

«En mi aprendizaje como torero tuve una referencia muy importante en Paquirri (…) Yo, a veces, comento con su hijo Fran la grandeza de su padre y lo agradecido que siempre le he estado por el sitio que me dio en esta profesión, cuando me decía que no le hacía falta que le dijera nada, porque él sabía quién era yo».

Manuel Díaz reconoció a Bertín que «m hice torero porque no me quedó más remedio en mi vida. Era mi única arma para intentar darle justicia a lo que mi madre estaba sufriendo. Vocación sí la he tenido después, pero lo que más me gustaba con 13 años era jugar con los niños y no ponerme a entrenar. Yo me hice torero por venganza, porque yo tenía que vengar a mi madre, buscar mis raíces, mi sangre. Por eso, cuando muchos años después estaba en un tentadero y me llamaron diciéndome que había salido Manuel Benítez en televisión diciendo que yo era su hijo, en ese momento se me quitó un peso de encima, me liberé, nació como un Ave Fénix que salió de mi cuerpo. Llamé a mi madre, que estaba en un llanto, me fui a su casa y le di un abrazo. No hablé. Y ese ha sido el abrazo de mi vida más significativo, con más cosas dichas y con menos palabras de mi vida».

Sobre la relación con su familia:

El torero también tuvo bonitas palabras para su mujer, Virginia Troconis. «Virginia es mi almohada, la que me hace tirar para adelante. De hecho, aún conservo post-its de hace 15 años pegados en el espejo de mi cuarto de baño que ella me dejaba cuando se iba a Venezuela que decían: ‘Sigue luchando’, ‘Eres un luchador’, ‘Eres el mejor’… y los tengo aún en el espejo. Creo que muchas veces, si no hubiera sido por Virginia, hubiera colapsado».

Sobre el encuentro frustrado con el padre, contó lo siguiente: «Mi padre me mandó un secretario para que hablara conmigo. Me dijo que el jefe había pensado que iban a hacer un tentadero para que fuera allí con mi familia y nos hiciéramos una foto para colgar en las redes. Yo le dije: ‘Así no. Tú, si me permites a mí, le dices al monstruo que yo cuando él quiera me voy a donde él me diga solo, solo, a tomarme un café con él y me siento yo solo con él cinco minutos en un cuarto los dos. Yo creo que me merezco, después de tanto tiempo, tener cinco minutos con él. Sin gente, sin una cámara. Que luego quiere hacerse quinientas mil millones de fotos, me las hago. Que luego tenemos que irnos los dos abrazados por la plaza de las Tendillas de Córdoba, me voy. Pero yo quiero cinco minutos’. A los tres días me fui a entrenar y me encontré una página en el Diario de Córdoba diciendo: ‘He invitado a Díaz a vernos en mi casa y lo ha rechazado’. No, perdona. Imagínate cuando vi aquello. Automáticamente llamé a este señor que me llamó y le dije: ‘Lo primero borra automáticamente mi número de tu agenda y no me llames más en tu vida».

Julio Benítez también se abrió ante Bertín Osborne sobre su relación familiar y su vocación taurina: «El tema de Manuel no se hablaba en casa, era un tema delicado. Seguro que mi padre y mi madre sí lo hacían, pero nosotros hemos intentado no sacarlo en conversación».

«El día que conocí a Manuel me di cuenta de lo mucho que se parece a mi padre. Me sorprendieron sus manos y los andares. Cuando le vi venir por primera vez con esa forma de andar que es la misma que tiene mi padre, me quedé impresionado», comentó el joven.

«Conocer a Manuel ha sido una de las cosas más bonitas que me han pasado este año. En el poco tiempo que le conozco me ha tratado con muchísimo cariño, igual que su familia, que es para comérsela», se sinceró.

Fuente: Ecoteuve/Leer más

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