El quíntuple crimen del cortijo sevillano
de "Los Galindos", ocurrido el 22 de julio de 1975, cumple el
viernes 30 años sin que el tiempo transcurrido ni la prescripción
del delito, ocurrida en 1995, hayan aclarado nada sobre el móvil ni
sobre sus autores.
El crimen de "Los Galindos", uno de los más famosos y sangrientos
de la España del siglo XX, ocurrió en una calurosa tarde de julio en
un cortijo de la localidad de Paradas, distante 50 kilómetros de
Sevilla, donde cinco personas fueron asesinadas con tres armas
distintas.
Las víctimas fueron el capataz del cortijo, Manuel Zapata, y su
esposa Juana Martín; el tractorista José González y su esposa
Asunción Peralta; y el también tractorista Ramón Parrilla, todos
ellos de edades comprendidas entre 30 y 60 años.
El capataz y su esposa fueron asesinados a golpes con una pieza
de acero, Ramón Parrilla de disparos de escopeta, y el otro
tractorista y su esposa fueron golpeados y quemados sobre un montón
de paja en un cobertizo.
El día 22 de julio de 1975 fueron hallados todos los cadáveres
excepto el del capataz, lo que llevó a centrar todas las sospechas
sobre él hasta que tres días después su cuerpo fue encontrado en la
parte trasera del cortijo, oculto bajo unas pajas, y la autopsia
determinó que posiblemente fue el primero en morir.
Su esposa fue encontrada en el dormitorio de su casa, situada en
una de las alas del cortijo, con regueros de sangre que indicaban
que había sido transportada al menos por dos personas, y el
tractorista Parrilla apareció en el camino de acceso, a unos
doscientos metros de la vivienda, tras haber recibido un primer tiro
en el cortijo y luego ser alcanzado y rematado al intentar huir.
A partir de ahí comenzó una exhaustiva investigación en la que
hubo todo tipo de hipótesis: crimen pasional, motivo económico,
reyertas y drogas, aunque ninguno llegó a reunir suficientes pruebas
ni siquiera con ayuda de una exhumación de los cadáveres realizada
ocho años después.
Alfredo Flores, ex fiscal jefe de Sevilla que se jubiló hace unos
meses, destacó en su despedida ante la prensa que este caso fue uno
de los más llamativos de su carrera y dijo que, pese a todas las
hipótesis posteriores, "la versión que más me cuadra fue la primera
de un crimen pasional" cometido por uno de los hombres fallecidos.
El sumario prescribió en 1995 al haber transcurrido veinte años,
tal como prevé el Código Penal, por lo que incluso si el autor o
autores confesasen ahora, lo que no ha ocurrido, no podrían ser
juzgados ni condenados.
El crimen ha dado lugar a cientos de artículos periodísticos, a
varios libros como los de Alfonso Grosso y el periodista sevillano
Francisco Gil Chaparro, y a una película protagonizada por Lola
Flores.
Gil Chaparro, el periodista que más sabe en Sevilla sobre el
crimen después de años de investigaciones, define el suceso como "el
más sobrecogedor de la España negra" pero también "el más burdo y
perfecto".