Mari Trini, toda una pionera de las
cantautoras españolas, reaparece ahora con la edición de un
recopilatorio que resume sus más de treinta años de carrera, en los
que ha vendido más de diez millones de discos. "Me hubiera gustado
ser disco para entrar en las casas", dice en una entrevista con EFE.
La presentación de "Una estrella en mi jardín", que incluye,
además de un doble CD con 40 canciones, un DVD, se convirtió hoy en
un homenaje a Mari Trini en el que el presidente de la Sociedad
General de Autores, Eduardo Bautista, le entregó la placa del máximo
galardón de este organismo, en reconocimiento a una compositora que
"se adelantó" a su tiempo y sentó un precedente que ha facilitado
las cosas para las generaciones posteriores de cantantes.
Además, la ex ministra de Cultura Carmen Alborch le entregó un
disco multidiamante, en una acto en el que Mari Trini no pudo evitar
emocionarse y confesar "desde mi voz otoñal" que ha luchado con sus
canciones "por una sociedad mejor".
Mari Trini (Murcia, 1947) reaparece así, pero sólo
discográficamente, porque no tiene pensado volver a subirse a los
escenarios: "todo tiene su tiempo y su momento; a lo mejor es porque
siento que ya he dado lo mejor de mí misma, quizá no quiero mostrar
mi parte más otoñal, no me siento animada para ello en este
momento", dice a EFE minutos antes del homenaje.
La cantante confiesa que acaba de pasar unos años "de sequía"
desde que hace cuatro se sintiera estafada con la edición de su
último disco, "Mari Trini y Los Panchos".
Han sido unos años en los que ha pasado por una depresión, una
operación en la que le extirparon un riñón y en los que, además de a
viajar, de seguir componiendo canciones y de escribir un libro de
poemas sociales "bastante duros" que quiere editar, se ha dedicado a
reflexionar "sobre el eterno problema, sobre el punto en donde debo
dejar mi carrera".
Una carrera que se fraguó casi en la infancia, cuando una
enfermedad renal hizo que estuviera inmovilizada en la cama durante
seis años. "Sentía mucha soledad, leía mucho, me imaginaba
situaciones, y enseguida me puse a escribir y a practicar con la
guitarra, era como un acompañamiento", recuerda.
Cuenta que un buen día dijo "ya está bien, me levanto de la
cama", y, pese a los consejos médicos, lo hizo para emprender una
carrera que "tenía muy clara, aunque mi familia no". A los quince
años se presentó con su guitarra en un pub de Madrid ante Nicholas
Ray, director de "Rebelde sin causa", quien se convirtió en su
manager y la convenció para que se marchara a Inglaterra, donde
inició una carrera que luego continuaría en París, hasta que, por
motivos familiares, regresó a España.
En los sesenta y setenta, Mari Trini formó parte de una de las
más grandes generaciones de cantautores, en una carrera en la que ha
editado "más de trescientas canciones", logrado el éxito con temas
como el que da título al recopilatorio y otros como "Ayúdala" o "Te
amaré, te amo y te querré".
"En aquella época había muchas cosas a las que cantar. La
rebeldía tenía un sitio importante", explica mientras apunta que
ahora la industria está "invadida" por "música de consumo".
Dice que las cantautoras actuales, entre las que cita a Amaral,
Rosana o Bebe, "me divierten y algunas me interesan", aunque no deja
de percibir que las letras de ahora son "muy inocentes" y reflejo de
otra época en la que el éxito depende también de factores ajenos al
talento artístico.
"A mí me ha costado mucho mi carrera, todo me lo he ganado a
pulso, con mucho esfuerzo, nadie me ha regalado nada", apunta Mari
Trini, que ahora se siente "muy contenta y muy tranquila" y que
asegura que, de no haber sido persona, "me hubiera gustado ser disco
para entrar en las casas y ver cómo la gente escuchaba y cantaba mis
canciones".