Lydia Lozano, periodista especializada en crónica rosa

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«¿Poner límite a la prensa rosa en televisión? Que lo pongan las cadenas con el dinero que pagan»

Elena de Regoyos, Periodista Digital, Jueves, 28 de octubre 2004

¿Cómo empezó en la prensa del corazón?

Cuando acabé el curso de dirección de Emisora de Antena 3 me volví a la COPE, y cubriendo la información de la muerte de Tierno Galván entró un chico al que se le había estropeado el coche. Se lo arreglé, me invitó a cenar y me dijo que si me apetecía estar en verano escribiendo textos que venían de Marbella.

¿Temas ya relacionados con el mundo del corazón?

Sí, y ahí me quedé. Me divirtió mucho y conocía a mucha gente. Luego me fui a Marbella cuando no había paparazzis, y revistas como Tiempo, Tribuna y Época fueron unos cuatro años después. Ahí conocí a Lauren Bacall, Sean Connery, Khashoggi, y la verdad es que me llamaba mucho la atención.

Esto fue a principios de los ochenta, ¿cuánto ha cambiado la prensa del corazón desde entonces?

Muchísimo. Para empezar no había televisiones, así que se trabajaba a un ritmo menos vertiginoso, tenías más tiempo para escribir la entrevista que hubieras hecho. Ahora no te compran los temas que ya han salido en televisión, ha cambiado un poquito y me da mucha pena, y eso que han salido ahora dos revistas nuevas.

FICHA
-Madrid, 1960 (aunque se siente canaria)
-Licenciada en Periodismo
-Casada desde hace 14 años, sin hijos
-No ha publicado ningún libro, pero “a punto de firmar un contrato para hacerlo”
-Empezó de prácticas en RNE, luego en la COPE en Madrid, donde trabajó en Informativos. Después hizo un cursillo en Antena 3, donde trabajó con Hermida, José María García y Mayra Gómez Kemp

A Lydia Lozano se la ve en varios programas, se la escucha en la radio, se la lee en revistas… ¿cuál es su situación laboral? ¿Para quién trabaja?

Soy independiente laboralmente, no tengo manager, yo me lo gestiono, yo me lo como y yo me lo trabajo. Ahora estoy para Telecinco haciendo A Tu Lado, Salsa Rosa, el debate de Gran Hermano y TNT. La radio la dejé después de seis años con Nieves Herrero por A Tu Lado, porque coincidían los horarios. Y de prensa escrita ya tampoco hago nada.

¿Cómo está de intrusismo la prensa del corazón?

De cada dos periodistas hay catorce intrusos. Kiko y Coto Matamoros, Lara Rodríguez, Raquel Bollo, Mayte Zaldívar, Ernesto Neyra, Alessandro Lecquio… Creo que no hace falta decir mucho más.

¿Por qué se les permite ejercer de periodistas?

Eso pregúntaselo a los presidentes de las cadenas.

Y los periodistas, ¿cómo lo lleváis?

Nos sentimos muy molestos. Yo nunca hablo de dinero, pero lo que más me duele es que encima estos personajes cobran el triple que yo.

¿Hay un caché para los periodistas del corazón a la hora de asistir a programas?

No hay un sueldo establecido. Depende de lo buena que eres, de las informaciones que des, de cómo te mueves y de cómo trabajas. Pero a los intrusos se les paga dependiendo de las burradas que digan en televisión.

¿A Tu Lado es un debate menos exaltado?

No sé hasta qué punto, porque yo hoy estoy ronca de lo que grité ayer con Kiko Matamoros.

¿Por lo que ocurrió el sábado en Salsa Rosa con Antonia Dell’ate? Imagino que le está dando qué hablar estos días.

Pues sí, la verdad, pero me siento muy orgullosa porque me ha felicitado muchísima gente por cómo me comporté, aunque me costó hacerlo, porque le hubiera dicho más de cuatro cosas.

A la gresca con Dell’ate

¿Qué pasó?

Le hice una pregunta que no le gustó, por eso me empezó a insultar. Después de hora y media de “speech” de Antonia Dell’ate, dijo tres veces que ella nunca había vendido su vida privada y que el dinero que ganaba esa noche era muy bien ganado, más o menos eso. Entonces yo le pregunté que me dijese, por favor, si el hablar de cómo era Lecquio en la cama, del tamaño de su pene y de la luna de miel y todo lo que había contado no era vender su vida privada pues que le mandara, entonces, un mensaje a las mujeres maltratadas –que es de lo que había ido a hablar, de sus supuestos malos tratos por parte de Lecquio-. Entonces dice que se sintió humillada y me empezó a insultar en el intermedio, y yo le pedí que todo eso me lo dijera en directo para que lo escuchase todo el mundo. Como la calenté bastante pues lo hizo y la echaron del programa.

En este tipo de programas lo más habitual es llegar al límite, ¿no?

Yo en Tómbola he llegado al límite durante siete años, cuatro meses y dos jueves muchas veces al límite, por eso me gustaba Tómbola.

¿Le gustaba por eso?

Me encantaba. Porque es divertido, porque es limpio, porque estamos sin pinganillo, porque ahí dice todo el mundo lo que quiere y porque no hay cláusulas en los contratos.

Los límites del cotilleo

¿No cree que entre todo eso habría que establecer unos límites?

No, perdona, ¿límites de qué?, ¿de qué? Que los pongan ellos en el dinero.

¿Se refiere a lo que cobran por asistir a los programas?

Piensa que una persona está cobrando diez millones de pesetas, que realmente esa persona ha realizado una violación, ¿por qué no tengo que hablar yo de la violación?

¿Esa cifra es habitual, diez millones de pesetas por ir a un programa?

Yo te he puesto un ejemplo, de dinero nunca hablo. Además, no me gusta saber lo que cobran los invitados porque me cabreo bastante. Me hiela la sangre.

En programas como Tómbola, ¿dónde acaba el periodismo y dónde empieza el circo? ¿No confunden información con entretenimiento?

A mí siempre una buena entrevista me parece entretenimiento. Me da igual que sea en Tómbola o en el suplemento de El País.

¿Dónde están los límites?

Te voy a poner un ejemplo. Concha Velasco, todo lo que sabemos de su vida y de su matrimonio. ¿Tú la has oído en boca de algún periodista del corazón? A que no. Pues eso es el respeto, se lo ha marcado ella misma, una mujer trabajadora, que ha sacado adelante a sus hijos, ¿tú te crees que yo me voy a meter con ella? No. Me meto con los que se lo llevan por la cara, con aquellos que en su vida han puesto el despertador. Como yo he sido una mujer trabajadora y a mí nadie me ha dado nada, excepto mis padres que me pagaron la carrera, voy en contra de aquella mujer o de aquel hombre que en su vida ha puesto el despertador y se quiere llevar en un programa el dinero de un trabajador de una mina en diez años.

Periodista y famosa

¿Ha llegado a un punto en el que, además de ser periodista el corazón, se ha convertido en famosa?

No, no, no, no. Una cosa es el famoso y otra cosa es la persona popular. Desde que sales en la televisión te conviertes en personaje popular. Yo soy popular, entro en una panadería y me conocen, sobre todo por la voz. Pero yo lo llevo bien porque me siento muy querida. Hombre, es duro cuando estás a las tantas de la mañana con tus amigos en una discoteca y vienen a preguntarte quién va el sábado a Salsa Rosa.

Eso los ciudadanos, ¿pero la prensa del corazón no se ha metido nunca en su vida?

No, el personaje del corazón es quien marca los límites con la prensa. Eso está clarísimo para mí, el límite no lo marca el periodista, lo marca el personaje. Y el respeto se le tiene porque se lo marca él mismo.

¿No le han llegado a salpicar los temas? ¿No le ha tocado pagar el precio de meterse en la vida de los demás?

Pues no, no he pagado nunca el pato, ni me ha salpicado nada, ni he cobrado ni he pagado. Ni en los tribunales.

¿Ni si quiera por aquel video de El Mundo TV, en el que la grababan con una cámara oculta pactando un montaje?

¿Y qué? ¿Qué decían ahí de mí? El montaje lo hizo El Mundo TV cortando mis frases. Yo ni compro ni vendo, si quiero sacar unas fotos las saco en Tómbola, como le decía a ese señor de la grabación: “¿Tú estás liado con Paulina Rubio? Sí. Pues dame las fotos, tú te vas al aeropuerto, las recoges, yo te mando un fotógrafo y esas fotos las saco en Tómbola. ¿Quieres? Vale”. Si me cortas esas frases parece que estoy diciendo que yo te mando un fotógrafo y nos lo llevamos.

¿Está al tanto de la sentencia que ha dictado el Tribunal de Estrasburgo a favor de Carolina de Mónaco?

Sí en la que le da la razón para proteger su vida privada en Alemania a no ser que esté ejerciendo de su cargo público.

Ha sentado jurisprudencia. ¿Cómo puede afectar esta sentencia a la prensa del corazón a partir de ahora?

Cuando las cosas no se hacen bien esto no salpica a nadie. El señor Hannover no permite que a su mujer en su Estado, donde está su principado, se le haga una foto. Pero la señora Carolina de Mónaco sí que puede utilizar a su agencia de prensa en Francia. Entonces, empezando desde que la persona no se tiene respeto a sí misma en Francia, pues qué jurisprudencia va a marcar esto. Además, han ido contra un Estado, contra Alemania, no han ido contra un reportero ni un medio de comunicación. Entonces, como Carolina de Mónaco tiene su agencia y vende sus reportajes pues nada, ¿Qué no se la puede sacar en Alemania? Pues territorio tachado.

Entre los periodistas del corazón y los famosos muchas veces hay lazos de amistad, ¿hasta qué punto se lleva esta connivencia para hacer negocio?

Yo de eso no te puedo hablar porque nunca lo he hecho. Es más, yo he entrevistado, por ejemplo en Tómbola, a íntimos amigos míos, pero si el está cobrando y yo estoy trabajando yo tengo que ejercer mi derecho a preguntar y a cuestionar.

¿Pero es consciente de que otros periodistas si van a hacer negocio?

Por supuesto que lo veo, como veo que Julián Muñoz da sobres a los periodistas, igual que otros muchos personajes. Allá la conciencia con cada uno. Desde luego a mí por ahí no me pillan, ni con cámara oculta.

Telebasura y políticabasura

En la prensa del corazón se recurre mucho a las fuentes anónimas, ¿no es una puerta abierta al rumor, que está a la orden del día en la prensa rosa?

Perdona, en deportes también se utiliza el rumor. En Deportes, cuando José María García hacía su programa era el que más decía “me lo ha dicho una fuente muy bien informada”. ¿Qué periodista no utiliza una fuente bien informada? Es como la telebasura. ¿Qué pasa? ¿No hay política basura? ¿Qué pasa, que en deportes la gente no se dopa, que se dopan todos? ¿O es que era solamente Carmen Ordóñez la que se dopaba? Es que ya está bien, ¿qué es esto? ¿Ahora no hay libertad para hacer el zapping que tú quieras? A mí me parece muy bien que en el horario infantil se vea programación infantil, pero los que ponen Gran Hermano a sus hijos son las propias madres. Porque en La2 ponen muñequitos por la tarde y ¿por qué no hacen tanta audiencia los muñequitos como el Gran Hermano? Serán las madres la que no ponen los muñequitos.

¿Piensa, entonces, que hay un ataque injustificado contra la prensa del corazón?

Evidentemente que sí, pues yo quiero que me quiten la política basura. Quiero que los políticos digan las verdades, porque al fin y al cabo yo cuando entrevisto a alguien digo las verdades. Y a mí ellos no me dicen las verdades. Ni con el paro, ni con la subida de la gasolina, ni de lo que hacen con los jubilados. ¿Quién hace basura?