El prestigioso exorcista y escritor se incorpora a Cultura y Pensamiento

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El Padre Fortea en nuestra plataforma

RD, Jueves, 24 de abril 2008

Escritor, novelista, historiador, ensayista y hasta pintor. El Padre José Antonio Fortea Cucurull (Barbastro, 1968) es un cura humanista enciclopédico. Aunque la fama, en España y en el mundo, le llegó por ser uno de los exorcistas más prestigiosos del mundo, junto al italiano Gabriele Amorth. Ahora ejercerá su "magisterio" desde la sección de "Cultura y Pensamiento" de Periodistadigital. Nuestro portal se siente honrado con su presencia.

José Antonio Fortea Cucurull (Barbastro, España, 1968) es sacerdote y teólogo especializado en demonología. Cursó sus estudios de Teología para el sacerdocio en la Universidad de Navarra. Se licenció en la especialidad de Historia de la Iglesia en la Facultad de Teología de Comillas. Pertenece al presbiterio de la diócesis de Alcalá de Henares (Madrid). En 1998 defendió su tesis de licenciatura "El exorcismo en la época actual" dirigida por el secretario de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española. En octubre de 2001 fue nombrado arcipreste. Compagina su trabajo como teólogo con su labor como párroco de Nuestra Señora de Zulema, Villalbilla (Madrid) y administrador parroquial de La Asunción de Nuestra Señora de Los Hueros.

Como dice en la semblanza que le ha dedicado el escritgor Lorenzo Silva, "Fortea arrastra con aparente resignación, y sólo a medias disimulada coquetería, la etiqueta de exorcista mayor de España que le ha caído desde que publicara un libro sobre la materia y la prensa se empezara a ocupar de él. Proclama que su verdadera pasión es la escritura, y no los demonios ni los exorcismos. De hecho, guarda en el cajón no menos de siete novelas y varias decenas de relatos, insiste una y otra vez en que lo mejor de su libro es el apéndice sobre el mal (en el que nadie parece reparar, porque se aparta del tema de marras) y dice que está deseoso de que pronto haya otros tres o cuatro sacerdotes especializados en expulsar demonios para poder alejarse de esa labor que asume "sólo por amor a Dios y al prójimo".

"Asegura que ser exorcista no es nada singular y que él no hace nada que no pueda hacer cualquier sacerdote, con la autorización de su obispo. Y aclara que su "especialización" no resulta demasiado "rentable" desde el punto de vista eclesiástico. Asume que puede estar jugándose su carrera, porque el asunto de la posesión diabólica y la lucha contra ella es un tabú dentro de la propia Iglesia, del que muchos obispos y teólogos ni quieren oír hablar. Cuando preparó su tesis sobre demonología, que serviría de base al libro que le ha hecho conocido, el teólogo que se avino a dirigirla (no sobraban los candidatos) le advirtió que se anduviera con cuidado, que todo el mundo (es decir, todos los teólogos) se iba a lanzar a degüello contra lo que hiciera. Por eso recorrió el mundo, asistió a catorce exorcismos y se pasó un mes encerrado en la biblioteca del Congreso, en Washington, empapándose de todo lo que habían escrito los detractores y escépticos sobre la materia. Resulta notorio que le complace, pese a todo, dedicarse a algo que suscita un generalizado rechazo. Le atrae el desafío de ir contra corriente, y se muestra crítico con los obispos que, por miedo o recelo, no atienden las demandas de quienes se sospechan víctimas de una posesión. Porque el exorcismo, recuerda, es un derecho de los fieles, y porque se puede estar abocando al psiquiátrico a personas que podrían, asevera, verse liberadas de sus males tan sólo mediante la oración".

"Le apasionan la pintura (por ejemplo, Norman Rockwell) y la arquitectura. Hace miniaturas en pergamino y diseña visionarias catedrales, en las que las torres y los muros, en lugar de limitarse a adornar, albergarían viviendas para contribuir a costearlas. En una pared destacada de su casa, cuidadosamente enmarcado, cuelga un peculiar autorretrato. Lo muestra con una maliciosa sonrisa, y acto seguido se afea su pecado de vanidad. Al menos, la falta viene acompañada de la conciencia de cometerla".