Enrique de Diego, autor de “Islam, visión crítica”

El Corán, a las mujeres: “Golpeadlas”

La vejación de la mujer es consustancial al islamismo y ya visible en nuestras ciudades donde hay mujeres que portan en su cabeza prendas que ensalzan su inferioridad. No en las montañas de Afganistán, sino en la misma Francia se debate sobre portar esa cárcel ambulante del burka.

   La mujer es inferior al hombre en El Corán. Habitualmente, vale la mitad que un hombre. Por ejemplo, a la hora de heredar (esto sucede en todas las naciones musulmanas), o a la hora de dar testimonio en un juicio. Si se tiene en cuenta la poligamia, la mujer vale una cuarta parte que el hombre. Incluso puede no valer nada, porque si de un hecho sólo son testigos mujeres entonces no hay ninguna validez en ese testimonio.

   En el cielo musulmán tampoco se sabe muy bien qué hacen, porque los varones andan entre huríes (setenta para los sahid o mártires o asesinos, vírgenes, de ojos almendrados –le debían gustar así a Mahoma). Tampoco eligen esposo, sino que son vendidas y las casan desde los nueve años, que es la edad en que Mahoma desvirgó a Aysa.

   El Corán permite y aconseja pegar a la esposa, hace apología del mal trato, con sólo sospechar la desobediencia. Los ulemas menos rigoristas enseñan en programas televisivos en las naciones musulmanas que no se las debe pegar en la cara, ni romper ningún hueso.

   En mi libro ‘Islam, visión crítica’, Editorial Rambla, que ha agotado su primera edición en tres semanas y está entre los diez más vendidos en numerosos centros de El Corte Inglés de toda España, he reproducido algunas de las aleyas o versículos de El Corán, de la traducción del proislamista Julio Vernet (los musulmanes suelen intentar engañar a los incautos occidentales indicando que se trata de una mala traducción, en absoluto): 

“Los hombres están por encima de las mujeres, porque Alá ha favorecido a unos respectos de otros, y porque ellos gastan parte de sus riquezas a favor de las mujeres”. Azora IV, aleya 38.

“A aquellas de quienes temáis la desobediencia, amonestadlas, mantenedlas separadas en sus habitaciones, golpeadlas”. Azora IV, aleya 38

“A la adúltera y al adúltero, a cada uno de ellos, dadle cien azotes. Si creéis en Alá y en el último día, no os entre compasión de ellos”. Azora XXIV, aleya 2.

“Di a las creyentes que bajen sus ojos, oculten sus partes y no muestren más adornos que en lo que se ve. ¡cubran su seno con el velo!”. Azora XXIV, aleya 31.

“Casaos con las mujeres que os gusten, dos, tres o cuatro. si teméis no ser equitativos, casaos con una o con lo que poseen vuestras diestras, las esclavas”.  Azora IV, aleya 2.

“¡Profeta! te declaramos lícitas a tus esposas –aquellas a las que diste sus dotes-, a la esclava que posee tu diestra –porque Alá te las ha dado en la guerra-, a las hijas de tu tío paterno, a las hijas de tu tía paterna, a las hijas de tu tío materno y a las hijas de tus tías maternas que han emigrado contigo y a la mujer creyente si ella se da al profeta, si el Profeta quiere casarse con ella. Es un privilegio para ti, no para los creyentes”. Azora XXXIII, aleya 49.

   A la vista de estos textos, y de la realidad constante con juicios de honor, lapidaciones, es una impostura y una indignidad que el PSOE y el Gobierno del inútil de La Moncloa se dediquen a financiar la islamización de España.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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