Era inevitable que los recortes de Valcárcel fueran un detonador para los descamisados, en una operación de agitprop fantástica
No tardará la Policía en encontrar a los tres facinerosos, pero mientras lo hace ya tenemos material para la polémica. Llama la atención que la misma tropilla mediática y política que la pasada semana acusaba al Tea Party de estar detrás de la matanza de Tucson y del tiro en la cabeza a la congresista Gilfford considera que la verdadera indecencia no es el brutal apaleamiento del consejero de Cultura de Murcia, Pedro Alberto Cruz, sino que el PP acuse al ambiente creado por los socialistas de fomentar el clima en el que se agrede a los populares murcianos.
El consejero de Cultura fue abordado el sábado 15 de enero de 2011, en el portal de su casa, por tres tipos, que, al grito de: «Sobrinísimo, hijo de puta», le rompieron materialmente la cara con un puño americano.
Pedro Alberto Cruz es familiar por vía colateral del presidente autonómico, Ramón Luis Valcárcel.
El PP murciano afirma que desde 2009 el PSOE está contribuyendo a generar un clima hostil contra la figura de Pedro Alberto Cruz. Según consta en un informe de los populares, el PSOE ha utilizado la expresión ‘sobrinísimo’ en 9 ocasiones para referirse a Cruz, quien en realidad es hijo de un primo de la esposa de Valcárcel.
Begoña García Retegui, candidata del PSOE a la presidencia de la Comunidad, dijo el pasado 12 de octubre:
«Ha llegado el momento de que el consejero de Cultura se plantee su dimisión y deje de ser el gran consentido por ser el sobrinísimo del presidente Valcárcel».
El PP subraya que varios dirigentes del PSRM, entre ellos el secretario general, Pedro Saura, y otros miembros como Sebastián García Tomás, Presentación López y Joaquín López han criticado «los caprichos del sobrinísimo».
El PP también cita los comentarios amenazantes en los foros de internet en los que se pide «que se parta la cara a miembros del PP» para sentir «el miedo en la nuca».
Entre los mensajes figuran llamamientos a la «revolución» y comentarios sobre la hija de Valcárcel, que «sería otro buen cebo», además de consignas del tipo:
«Con la agresión al señor consejero de Cultura se ha abierto la veda de caza de consejeros».
Murcia es una comunidad gobernada por el PP desde 1995. En las elecciones de 2007 alcanzó el 58,5% de los votos y 29 de los 45 escaños que componen la Asamblea Regional.
Según todas las encuestas, en las elecciones de mayo los populares van a mejorar sus posiciones en 3,3 puntos y dos o tres escaños. Nunca partido alguno ganó unas elecciones con tanta holgura.
A pesar de eso, desde hace unas semanas, la región sufre un notable incremento de la tensión en la calle, con movilizaciones sindicales, algaradas y muchos insultos.
El Gobierno murciano, que había pedido autorización a la Vicepresidencia para emitir deuda, recibió la negativa por respuesta. En consecuencia, Valcárcel llevó a la Asamblea Regional un proyecto de Ley de Medidas para la Sostenibilidad de las Finanzas Públicas.
Como explica Santiago Gobzález en su magnifico blog, se trata de una propuesta de recortes, en línea con el esfuerzo que el Gobierno de España ha pedido a las autonomías:
«Arrimar el hombro, por decirlo con la campechanía conceptual y la llaneza literaria de la ministra Pajín».
«Ya en la huelga general se vio con sorpresa que los sindicatos se manifestaban contra la oposición por las medidas de ajuste del Gobierno, incluso cuando los populares las rechazaban. Era inevitable que los recortes de Valcárcel fueran un detonador para los descamisados, en una operación de agitprop fantástica: acusarlos de no colaborar y, simultáneamente, acosarlos por los recortes».
A lo largo de las últimas tres semanas han sido convocadas varias manifestaciones contra la casa de Valcárcel, la sede del Gobierno y la Asamblea Regional, se le han tirado huevos -así como a su hija, a la consejera de Presidencia y a la directora de la Juventud-, se le ha llamado fascista, se ha obligado a la cadena SER a suspender un acto en el que iban a entregarle el premio.
A medida que las encuestas van empedrando el camino de la derrota electoral, aumentarán los nervios. Este sería un buen momento para que Zapatero repitiera a los suyos uno de los salmos que le copió a Felipe:
«La aceptabilidad de la derrota es la esencia de la democracia».