Este 7 de abril de 2014, Antonio Casado escribe en El Confidencial una columna titulada ‘Aguirre y su verdadero ‘yo» en la que arranca diciendo:
Ella iba de estupenda y en este ridículo episodio ha salido a relucir su soberbia, su verdadero yo». Es una pena que mi querida Lucía Méndez no desvele el nombre del dirigente del PP que hace, a mi juicio, el mejor resumen de la comedieta urbana protagonizada por Esperanza Aguirre el jueves pasado por la tarde.
Añade que:
La condesa consorte de no se qué tuvo más fácil alcanzar la grandeza de España que el título de ciudadana ejemplar. En la prueba de ciudadanía ha obtenido un cero patatero y ese es un pésimo precedente en sus aspiraciones de retorno a la primera fila de la política, como candidata a la alcaldía de Madrid, si Mariano Rajoy se lo pide de rodillas.
Y concluye que:
Efectivamente, unos cuantos agentes de movilidad y policías municipales se toparon el jueves pasado con el verdadero «yo» de Esperanza Aguirre.