Un twit bastó para el desconcierto de los eurodiputados socialistas y el asombro de casi todos

El PSOE y toda España… Esperando a Pedro Sánchez

El PSOE y toda España... Esperando a Pedro Sánchez
El socialista Pedro Sanchez. PO

Los que hemos compartido con él más de una tertulia en TVE sabemos que es un hombre amable, con enorme tendencia a la sonrisa, que argumenta con serenidad, sin estridencias y que escucha las opiniones ajenas con respeto, sin descalificación alguna y que, además, es un buen compañero.

Este Pedro Sánchez que algunos conocemos era el Pedro Sánchez observador de la realidad pero no ese otro Pedro Sánchez que ha surgido como secretario general del PSOE.

A este Pedro Sánchez, al que tiene que tomar decisiones, poner en la vía de despegue al PSOE y que quiere jubilar democráticamente a Rajoy es al Pedro Sánchez que estamos esperando y que, como a todos, hay que darle un tiempo para poder formar opinión sobre su gestión.

Dijo en su campaña que no iba a pactar con el PP ni en Madrid ni en Bruselas. Lo de Bruselas fue dicho y hecho. Un twit bastó para el desconcierto de los eurodiputados socialistas y el asombro de casi todos.

Una patada en un tablero que ya estaba distribuido y asentado, patada que, dicho sea de paso, no le va a dar un voto y ni es seguro que haya sido el paso más acertado para colocar al PSOE en esa vía de despegue si algún día quiere volver a Moncloa.

Nada hará, porque no podrá, sin el concurso y el visto bueno de Susana Díaz, auténtico poder fáctico -en el buen sentido del término-de este PSOE que Sánchez quiere rejuvenecer en todos los sentidos.

Naturalmente no abandona la idea de una reforma constitucional que conduzca a España al federalismo –¿de que federalismo hablamos?, se ha preguntado, y no sin razón, Joaquin Leguina en su artículo publicado el pasado domingo en El País– y si es partidario de acabar con las famosas «puertas giratorias» que en su partido, por cierto, son bien abundantes.

Pedro Sánchez se nos presenta como un líder ambicioso en cuanto a cambios se refiere y en su derecho está de proponerlos y de intentar llevarlos a cabo, pero de Pedro Sánchez lo que esperamos y deseamos la mayoría es que además de ser un buen líder socialista aspire, de verdad, a ser un «hombre de Estado» que no caiga en el relativismo ni en la constante enmienda a la totalidad al quehacer de quienes hoy, con toda legitimidad, gobiernan España.

Que no caiga en la vulgaridad -no creo que lo haga- de pensar que la juventud, por sí misma, es un mérito que garantiza mejor el éxito, condenando al ostracismo a personas que estando aún muy lejos de la ancianidad tienen mucho que decir.

Esperando a Sánchez estamos. Su tarea es ingente y sus promesas y palabras han quedado grabadas a sangre y fuego en la memoria de todos.

A la hora de escribir estas líneas no había lanzado twit alguno alegrándose por la creación de empleo, lo que no significa ignorar de ninguna manera la ingente tarea pendiente y que el propio Rajoy recordó al dar el buen dato de la EPA.

El encargado de la respuesta fue Valeriano Gómez que, casualmente, es el socialista que más presente debería tener el paro generado en su época y lo difícil que es dar la vuelta a una situación rozando el abismo.

¡Qué bien hubiera estado que al igual que se apresuró a decir a sus eurodiputados que con el PP nada de nada, hubiera lanzando un mensaje de esperanza de 140 caracteres!.

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