Este sábado 26 julio 2014 Enric González titula Suníes su sección 43 grados en el diario El Mundo.
Ya bien entrado el siglo XXI, uno de los problemas más graves y urgentes para la diplomacia internacional es de características perfectamente premodernas: el sunismo, la rama oficial e históricamente dominante del islam, ha entrado en crisis.
Añade:
Una combinación de aberraciones teológicas (más o menos derivadas de las enseñanzas fundamentalistas del egipcio Sayyid Qutb) y humillaciones geopolíticas a las que no ha sido ajeno Occidente (en Siria, en Líbano, en Irak, en Afganistán, hasta cierto punto en Pakistán) estimula en el sunismo las tendencias más radicales y nihilistas. […] Las bandas del Estado Islámico que propagan el terror, mutilan mujeres y destruyen monumentos en ciudades iraquíes como Mosul, en nombre de un fantasmagórico califa, constituyen la mejor expresión de un fracaso religioso y político.
Y concluye:
En África y Asia los suníes se adhieren con cada vez más facilidad a los movimientos ultramontanos. Los chiíes, en cambio, muestran una cierta capacidad de diálogo y convivencia religiosa. En Irán se maltrata al cristianismo; en Arabia Saudí el cristianismo está directamente prohibido. Entre dos males, uno es peor.