VÍCTOR DE LA SERNA

«Los tres consejeros de Caja Madrid que no saquearon la cueva de Alí Babá con sus tarjetas: ¿sufrían algún trastorno mental irreparable?»

"Los tres consejeros de Caja Madrid que no saquearon la cueva de Alí Babá con sus tarjetas: ¿sufrían algún trastorno mental irreparable?"
Víctor de la Serna.

Este sábado 18 octubre 2014 Víctor de la Serna titula Unas tarjetas que muestran la desfachatez en el sistema su revista de prensa La polémica nacional en El Mundo.

La aparente falta de conciencia de la iniquidad de su conducta que mostraban los beneficiarios movía a Jaime González, en ABC, a reflexionar: «A diferencia de otras tramas más complejas, el procedimiento empleado era de una simplicidad apabullante, tanto como el mecanismo del datáfono por donde se deslizaban las tarjetas. Las ‘black card’ eran un signo externo de poder, la clave secreta que les abría las puertas de un mundo que era un premio a su complicidad, un regalo a su silencio. Las Cajas de Ahorro se sustentaban sobre un modelo perverso. Al final fueron eso: crédito para comprar voluntades».

Añade:

Para el editorialista de El País, la mayor fianza impuesta, la de Miguel Blesa, frente a la de Rodrigo Rato, da ya a entender niveles de responsabilidad diferentes. […] El crítico de cine de ese diario, Carlos Boyero, lanzaba: «Te preguntas por los tres consejeros de Caja Madrid que no saquearon la cueva de Alí Babá con sus tarjetas. ¿Sufrían algún trastorno mental irreparable, o es cierto que Diógenes y su farol encontraron finalmente a tres personas honradas, que habían asumido la inútil tarea del héroe en medio del vertedero moral?».

Y concluye:

Un demoledor análisis de Calixto Rivero repasaba en Expansión las lecciones de ética que han dado en el pasado los beneficiarios de las tarjetas de Caja Madrid: «Juan Iranzo pronunció en julio de 2014, hace escasos cuatro meses, una conferencia bajo el siguiente epígrafe: ‘La ética, un imperativo de la vida pública y de la actividad económica en una sociedad democrática’». Ese ex consejero acostumbrado a dar recetas en los medios para solventar la crisis, gastó 46.800 euros de la caja de ahorros en joyas, en tiendas de lencería o discotecas, entre otros gastos.

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