Este sábado 25 octubre 2014 Manuel Rivas titula 21 gramos su columna en El País.
Si, yo también me considero ciudadano del mundo. Pero cuando afirmo eso ante los aduaneros, me miran como a una cucaracha. No me queda otra que enseñarles el pasaporte y lo escrutan como si buscasen a un prófugo universal.
Añade:
No pertenezco a la ONU: 193 países. Se calcula que el alma, ese pasaporte milenario, pesa 21 gramos. Cuando alguien muere y el alma zafa por el tejado, ese es el peso que pierde el cuerpo según una báscula de Ohio.
Concluye:
Por lo tanto, un humano, pongamos 70 kilos, puede albergar 333 almas. Sin permiso de la ONU, albergo un alma kurda.