Este 19 de diciembre de 2014, escribe Pablo Sebastián en Republica.com una columna titulada ‘Se va Torres Dulce, el Fiscal General’ en la que arranca diciendo:
Se fue el ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón por discrepancias con el presidente Rajoy sobre la ley del aborto (que al final se queda como está, gracias a las inquietudes electorales de Pedro Arriola), y ahora se nos va el Fiscal General del Estado, Eduardo Torres Dulce, unas semanas después de la llegada del nuevo titular de Justicia, Rafael Catalá, y cuando la acción procesal de la Fiscalía del Estado está inmersa en casos de alto voltaje en el debate político y social.
Añade que:
Casos que van de la consulta ilegal del 9N (donde se produjo una rebelión de fiscales catalanes), a casos de corrupción de la Infanta Cristina, Gürtel y Luís Bárcenas, Pujol, Bankia, Caixabank, CCM, ERES de Andalucía y un sin fin de procesos abiertos que ahora se adornan con el ‘pequeño Nicolás’.
Y concluye que:
La dimisión de Torres Dulce, un año antes de que termine la legislatura no es ‘por motivos personales’ -como aduce el fiscal en su carta de despedida, sin decir verdad- sino que se trata de o una venganza política contra Rajoy.